BEIJING, 15 sep (Xinhua) -- Londres finalmente emprendió una acción bienvenida al autorizar el programa de una planta nuclear clave, el cual fue suspendido por algunas preocupaciones ficticias sobre la "seguridad nacional" relacionadas con la inversión china.
El gobierno británico anunció hoy su aprobación a la planta nuclear de Hinkley Point, una empresa conjunta de 23.800 millones de dólares de inversionistas chinos y franceses. Ésta será la primera instalación de energía nuclear británica en dos décadas.
El proyecto es considerado ampliamente como un programa importante tanto para China como para Reino Unido, en especial en un momento en que ambas partes han jurado seguir comprometidas a promover y aprovechar los frutos de la "Era Dorada" de sus relaciones bilaterales.
Durante el planeado periodo de construcción de 10 años de la planta, se crearán 25.000 oportunidades nuevas de empleo, dijo EDF, el contratista francés del proyecto. Una vez que esté en marcha, incrementará sustancialmente los suministros de energía de Reino Unido y ofrecerá una solución vital a las necesidades de electricidad del país.
No debe olvidarse que el programa, a pesar de diversos beneficios para todas las partes, alguna vez estuvo al borde de ser cancelado por las preocupaciones infundadas de que la inversión de China representaría una amenaza para la seguridad nacional británica.
Si el programa se hubiera cancelado, todas las partes habrían sufrido enormes pérdidas, en tanto que las relaciones chino-británicas habrían sido arrojadas a la incertidumbre.
Con el fin de reafirmar a Beijing su deseo sostenido de mantener las relaciones bilaterales de los dos países en la vía correcta, la primera ministra británica, Theresa May, envió previamente a un emisario especial con una carta dirigida a la máxima dirigencia china para expresar su deseo de fortalecer la cooperación con China en comercio y negocios, junto con otros asuntos globales.
Al asistir a la Cumbre del Grupo de los 20 (G20) en la ciudad china de Hangzhou este mes, la líder británica reiteró su disposición a fortalecer las asociaciones con China.
Sin embargo y a pesar de la aprobación, continúan merodeando los sentimientos contra China y podrían generar más problemas cuando esté en marcha la construcción del proyecto.
Trascendió que aunque anunció la autorización, Theresa May también prometió "nuevas salvaguardas significativas" para asegurar que la inversión de China no amenace la seguridad nacional.
Por supuesto, los recelos de la líder británica no se justifican. Ella pudo haber dicho esto para apaciguar las objeciones internas sobre el programa. Sin embargo, sus declaraciones reflejan el hecho de que algunos occidentales siguen albergando un gran malentendido sobre China y sus inversiones, y que la confianza mutua entre China y Reino Unido necesita ser elevada más.
Ahora que se ha tomado la decisión, se espera que surjan nuevos problemas en el futuro si se consideran las complejidades del programa. Por lo tanto, se necesita un espíritu de cooperación y asociación sinceras.
Es deseable que Londres abandone su "Chinafobia" y trabaje con Beijing para garantizar el desarrollo sin contratiempos del proyecto.