Dos tercios de los electores no votaron este domingo en las elecciones locales para elegir alcaldes y concejales en los 345 municipios de Chile.
Según el Servicio Electoral, con una participación de apenas el 34 por ciento de los electores, estos comicios municipales 2016 establecieron un record de tener la menor asistencia a las urnas desde el retorno a la democracia en 1990.
De un total de 14,1 millones de chilenos que debieron acudir a las urnas, sólo votaron unos 4,8 millones.
En medio de una alta abstención, la coalición de derecha Chile Vamos logró un histórico resultado en estas elecciones municipales 2016, al ganar en municipios emblemáticos, como Santiago, Providencia y Maipú y logró subir casi un 20 por ciento en número de alcaldes, respecto a 2012.
En tanto, la gobernante Nueva Mayoría perdió casi 30 ediles, respecto a lo logrado hace cuatro años.
Al anunciar los resultados desde el Palacio de La Moneda, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, aseguró que los chilenos se han manifestado democráticamente y calificó como "una falta de interés la alta abstención" registrada en todos los municipios del país.
"Los chilenos nos han dado un doble mensaje. La Nueva Mayoría, la coalición de gobierno, ha bajado su nivel de apoyo en varios lugares y debemos escuchar este llamado de atención porque tiene fundamento", reconoció la mandataria.
Señaló que en la Nueva Mayoría "a veces hemos mostrado más división que unidad en temas que de verdad importan a los ciudadanos", indicando que "Chile quiere una mejor política y un país más justo".
Seguidamente, afirmó que "no vamos a renunciar a nuestra tarea y redoblaremos nuestro esfuerzos para responder a las demandas y a los sueños de nuestros ciudadanos, pero tenemos que hacer mejor las cosas".
Por su parte, el ex presidente Ricardo Lagos también reconoció que "todos fuimos castigados por la abstención. Este es un desafío para todos los sectores políticos".
De nada sirvieron las campañas del gobierno indicando a la ciudadanía el deber de votar para elegir alcaldes y concejales.
Ya desde la mañana, hubo problemas para constituir las mesas de votación y se advertían las primeras señales de abstencionismo, con locales de votación prácticamente vacíos y sedes electorales de Puente Alto, la comuna más grande del país, donde hubo mesas que comenzaron a funcionar al mediodía.
Allí sólo se registró un 21,6 por ciento de participación, uno de los peores índices a nivel nacional.
En Maipú, la segunda comuna más grande de Santiago, la capital, las cifras de abstención llegaron hasta un 72,9 por ciento. Incluso, en Ñuñoa, comuna de clase media y con histórica tradición de participación política, tuvo una abstención cercana al 65 por ciento, igual al promedio nacional.
Con esa baja participación, resurgió la idea de reinstalar el voto obligarorio que se aplicó por primera vez en 2012, ya que desde que se implementó la voluntariedad del voto, la participación ha ido bajando en las urnas.
"Soy autocrítico; lo acepte a cambio de la inscripción automática, pero tampoco funcionó", reconoció el ex ministro del Interior y ex secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
Por su parte, el ex presidente Ricardo Lagos dijo que "voluntario u obligatorio, el deber del ciudadano es ir a votar", mientras el Alejandro Goic, obispo de Santiago, señaló que "es peligroso para la democracia que la gente se abstenga de votar, habría que estudiar de nuevo el voto obligatorio".
Para los analistas, en la abstención en las urnas muestra el desinterés de los ciudadanos, que están desconectados de la política y de los políticos, sobre todo después que, en las elecciones del 2013, se descubrió que decenas de diputados y senadores recibieron financiamiento directo de empresas privadas, considerado como corrupción.
Por otro lado, también pudo influir en la baja participación, la nueva Ley de Partidos y el Financiamiento de las campañas electorales, que redujo considerablemente los avisos y las actividades de campaña electoral en la calle.
Esa legislación prohibió emplear gigantografías con las fotos de los candidatos y limitó los lugares públicos donde desplegar publicidad de campaña, obligando a los candidatos a visitar a los barrios para hacer propaganda directa entre los ciudadanos.
Según el analista electoral Mauricio Morales, al hacerse menos visible la competencia, los electores tuvieron menos información y menor incentivo a acudir a las urnas.