BEIJING, 5 dic (Xinhua) -- Ante las dudas y preocupaciones sobre el rumbo de los lazos entre China y Estados Unidos en los próximos cuatro años, es imprescindible que las dos mayores economías del mundo se mantengan apegadas al espíritu cooperativo y se opongan con firmeza a cualquiera tentación de deteriorar los intereses claves de la otra.
No es una sorpresa que se analice con lupa cualquier movimiento y declaración del presidente electo estadounidense, Donald Trump, un político recién llegado y polémico que ganó las elecciones contra pronóstico.
Pero es obviamente precipitado llegar una conclusión pesimista sobre el resultado de la venidera presidencia del magnate, pues la mayoría de las informaciones de la prensa acostumbran seguir sus afirmaciones más sensacionales e ignorar sus comentarios más razonables.
En este momento, la atención debe estar en abordar los problemas reales y reformas difíciles con que se enfrenta Estados Unidos, con un aumento preocupante de la violencia armada, los crímenes por odio y las desigualdades sociales, entre otras complicaciones políticas, económicas y sociales.
El presidente electo estadounidense tendrá que esforzarse por resolver los problemas nacionales, que él mismo identificó durante la campaña electoral.
Sin embargo, no está recibiendo el apoyo ni la crítica constructiva que necesita urgentemente, sino que se enfrenta con un país cada vez más dividido y con unos medios de comunicación a veces hostiles.
Para continuar con la tendencia ascendente de la relación China-EEUU, Trump también debe resistir las llamadas exaltadas que han hecho algunos halcones de las élites políticas en favor de medidas provocadoras y perjudicales contra China.
La desfasada mentalidad de suma cero es venenosa para las relaciones exteriores de Washington y sería un error pensar que podría ganar algo perjudicando los intereses claves de Beijing.
Existe un consenso mundial de que una relación cooperativa y constructiva entre China y EEUU no solo es beneficiosa para ambos países, sino que también es crucial para la paz y la prosperidad mundiales.
Ninguna de las dos principales economías podría soportar una competición despiadada en un momento en que sus intereses están entrelazados de una forma sin precedentes.
Los lazos entre China y EEUU han resistido numerosas pruebas y se han fortalecido por voluntad de ambos pueblos.
Es una responsabilidad común de Washington y Beijing mantener su espíritu de cooperación a pesar de los altibajos y salvaguardar sus intereses compartidos en favor de sus respectivos pueblos y del mundo en su totalidad.