BEIJING, 1 mar (Xinhua) -- En un mundo acosado por las incertidumbres, China se ha mantenido firme en su promesa de estabilidad y progreso, y cada año continúa consolidando su papel como motor clave para impulsar el crecimiento mundial.
Durante los primeros dos meses de 2017, se pudo contemplar cómo la economía china lograba un desarrollo más estable que el año anterior, con la recuperación de las actividades manufactureras, la aceleración de la inflación y la revitalización del comercio exterior.
El Índice de Gerentes de Compras (IGC) del sector manufacturo llegó a 51,6 en febrero, lo que marcó su séptimo mes consecutivo de expansión y apuntó a una economía que se estabiliza.
En un momento en que la creciente ola de proteccionismo y cambios institucionales, como el Brexit, amenazan con desafiar los marcos existentes, la atención se centra ahora en cómo la segunda mayor economía del mundo navegará por aguas turbulentas.
China ha fijado el tono fundamental del trabajo económico de este año como "buscar el progreso y mantener la estabilidad", con la esperanza de que podría encontrar espacio para explotar nuevos factores de crecimiento y contribuir a la recuperación global.
Las próximas sesiones anuales del máximo órgano legislativo de China y el máximo órgano consultivo político que se celebrarán este mes, y que representan los principales acontecimientos políticos del país, quizás sólo después del congreso del Partido Comunista de China, ofrecerán más detalles sobre las políticas del país para 2017.
Durante años, China ha hecho de "buscar el progreso y mantener la estabilidad" su principal principio rector y ha dado sus frutos -- el crecimiento se está expandiendo constantemente, el mercado laboral sigue siendo resistente, los ingresos siguen aumentando y las reformas importantes están inyectando nuevo vigor a la economía.
Para 2017, no se podría enfatizar más la importancia de la estabilidad.
En el ámbito interno, los elaboradores de políticas deben buscar el equilibrio para múltiples objetivos económicos -como mantener el crecimiento dentro de un rango adecuado, reducir las burbujas de activos y contener los niveles de deuda- y esas metas serían inalcanzables sin un entorno estable.
Mientras tanto, durante este año también se celebrará el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), cita en la que se elegirá un nuevo comité central, lo que hará que la estabilidad sea de gran importancia.
Fuera del país, con la economía global repleta de problemas e incertidumbres, el rol de China como ancla de la estabilidad ofrecerá al menos alguna esperanza.
El FMI predijo un crecimiento global de solo el 3,1 por ciento para 2016. China, con un crecimiento anual del 6,7 por ciento, representaría más de un tercio de esa expansión.
"Si China no pudiera mantener la estabilidad, habría pocas esperanzas para la recuperación económica mundial", señaló Zhang Yunling, un especialista en estudios internacionales que también es miembro del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh, máximo órgano asesor del país).
A pesar del compromiso de China con la estabilidad, no proclama la estabilidad por la estabilidad en sí misma. Más bien, los elaboradores de políticas están escogiendo cuidadosamente cuándo es mejor actuar.
Desde que China propusiera una reforma estructural por el lado de la oferta a finales de 2015, se han logrado progresos sostenidos en cinco áreas importantes: la reducción de la capacidad industrial, la disminución del inventario de viviendas, el descenso del apalancamiento, la bajada de los costes corporativos y la mejora de los vínculos económicos débiles.
Estos esfuerzos se enfatizarán en las dos sesiones para facilitar la reestructuración económica de China, difundiendo el optimismo entre los inversionistas y economistas globales sobre las perspectivas futuras, lo que también será una bendición para el mundo.
Aparte de avanzar en la reforma para abordar sus propios desequilibrios estructurales, China está comprometida con una mayor apertura y mayor compromiso con el mundo para afrontar juntos el tiempo de prueba.
A pesar de la desaceleración del crecimiento, el banco estadounidense de inversión Morgan Stanley estimó este mes que el mercado privado de consumo de China crecerá hasta 9,6 billones de dólares para 2030 y representará el 47 por ciento del PIB.
Mientras que un poder de consumo más fuerte significa un enorme potencial de mercado para los comerciantes de bienes y servicios en todo el mundo, una economía china más abierta y avanzada llevaría inversiones y puestos de trabajo al exterior.
Solo en Estados Unidos, los sólidos vínculos comerciales bilaterales con China han respaldado unos 2,6 millones de puestos de trabajo, según un informe publicado en enero por el Consejo Empresarial EEUU-China.
A pesar de las dudas emergentes sobre los beneficios de la globalización, China sigue siendo una firme defensora del libre comercio y cree que los problemas como la pérdida de empleos nunca serán resueltos yendo en contra de la tendencia de la historia.
En un artículo publicado el mes pasado en Bloomberg Businessweek, el primer ministro chino, Li Keqiang, dejó clara la receta de China para los males económicos globales: "En un mundo con una plétora de incertidumbres, China ofrece un ancla de estabilidad y crecimiento con su mensaje consistente de apoyo a la reforma, la apertura y el libre comercio".