BEIJING, 13 abr (Xinhua) -- Las últimas medidas sobre la oferta de suelo de China tienen implicaciones divergentes para los promotores inmobiliarios, de acuerdo con un informe de Moody's.
El Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano-Rural y el Ministerio de Tierra y Recursos anunciaron medidas según las cuales las ciudades con una oferta de vivienda para menos de un año deben aumentar la cantidad de suelo residencial a la venta, mientras que las localidades con una oferta para más de tres años deben suspender las ventas de suelo residencial.
Los ministerios también indicaron que las ciudades y distritos con más de un millón de habitantes deben elaborar planes trienales (2017-2019) y quinquenales (2017-2021) para la oferta de suelo para viviendas y hacer públicos tales documentos antes de que termine el mes de junio.
"Creemos que el crecimiento de los precios de la vivienda se ralentizará en las ciudades en las que se incremente la oferta de suelo, lo que es negativo para el crédito de los promotores que han comprado terrenos a precios elevados en los últimos 12 meses con la expectativa de que los precios de la vivienda seguirían subiendo", expuso un analista de Moody's, Chris Wong, en el informe.
Wong señaló que la ralentización podría presionar los márgenes brutos de esos promotores, mientras que los que operan en ciudades con una gran cantidad de viviendas sin vender --fundamentalmente localidades de clase más baja-- se podrían beneficiar, puesto que las medidas restringirán que haya nueva oferta en estos lugares.
Estas medidas darán a los promotores una mejor idea de la oferta de suelo y deberían ayudar a que gestionen sus expectativas sobre la disponibilidad de suelo y sobre los precios y, en consecuencia, controlen sus planes de adquisición de terrenos, dice el informe.
El documento agrega que está por ver si las nuevas medidas aumentarán sustancialmente la oferta de suelo en los próximos entre seis y 12 meses en las ciudades de nivel superior que tienen viviendas disponibles para menos de seis meses, dada la limitada oferta de terrenos adecuados para la promoción inmobiliaria y el relativamente largo marco temporal para reurbanizar barriadas.
La decisión forma parte de una serie de medidas que el gobierno chino ha implementado desde finales de septiembre de 2016 para enfriar el rápido crecimiento en los precios de la vivienda, entre las que figuran restricciones para la compra de casas y un aumento de los requisitos del pago inicial mínimo.