La esperada visita de hoy del candidato presidencial francés Emmanuel Macron a Amiens, su ciudad natal en el norte de Francia, en donde una fábrica de Whirlpool amenaza con cerrar, fue afectada por una sorpresiva visita de su rival, Marine Le Pen.
Le Pen se reunió con los trabajadores en el estacionamiento con lo que se puso en marcha un duelo de imágenes entre los dos candidatos a la presidencia.
Las tensiones aumentaron en la campaña antes de la segunda ronda de votación el 7 de mayo.
La candidata de la extrema derecha viajó hoy a la fábrica de Whirlpool en Amiens mientras que, a unos kilómetros de distancia, el candidato de centro Macron conversaba, como estaba planeado, con los delegados sindicales de la empresa.
Hace tres meses, el grupo estadounidense de electrodomésticos anunció que trasladaría la producción de Amiens a Polonia en junio de 2018 y que cerraría la fábrica de secadoras que emplea a cerca de 290 personas.
Alrededor de 60 empleados se encuentran en huelga desde el lunes. Esta región del norte de Francia se ha visto afectada por numerosos cierres de sitios industriales.
"Estoy aquí al lado de los empleados, en el estacionamiento, no en los restaurantes de Amiens", dijo Le Pen, quien se defendió cuando la acusaron de lanzar un "golpe publicitario".
"Estoy aquí en mi lugar, exactamente en donde debo estar, entre los empleados de Whirlpool que resisten esta globalización salvaje, este vergonzoso modelo económico", insistió. "No estoy comiendo con unos cuantos representantes que en realidad sólo se representan a sí mismos".
Le Pen se fotografió al lado de los trabajadores y se tomó selfis durante la visita de media hora al lugar y dijo que, en caso de ser elegida, la fábrica de Whirlpool no cerrará.
La gerencia de Whirlpool rápidamente criticó en una declaración escrita "la politización de un caso industrial".
Macron respondió diciendo que se reuniría con los trabajadores de la empresa por la tarde. "Le Pen vino a Amiens porque yo vendría. Está bien. Pero Le Pen no comprende la manera en que el país funciona y definitivamente no tenemos la misma ambición ni el mismo proyecto", dijo.
"Quiero que todos tomen en cuenta que el pensamiento de Le Pen no arregla nada de la situación de Whirlpool, la cual necesita encontrar un comprador", dijo.
Macron llegó al lugar y fue recibido con silbidos, gritos y algunos abucheos en medio de gritos de "Marine presidenta". Los trabajadores reprocharon al ex ministro de Economía ser el "candidato de la globalización".
A pesar del caos inicial, Macron finalmente pudo hablar con un grupo de trabajadores en el estacionamiento de la fábrica. "No les prometo la Luna. Yo no hago promesas insostenibles. No les diré que nacionalizaré Whirlpool. Eso no resolvería sus problemas", dijo.
Desde el anuncio de los resultados de la primera ronda del domingo, Macron, de 39 años de edad y fundador de En Marche, ha sido descrito como "demasiado triunfante" y recibió una advertencia incluso del presidente Hollande.