El presidente de Brasil, Michel Temer, expresó hoy con motivo del 1 de mayo que la reforma laboral impulsada por su gobierno permitirá la creación de empleos de forma "mucho más rápida", incluso para los más jóvenes.
Temer divulgó en redes sociales un vídeo en el que habló de las "incontables ventajas" que tiene para el trabajador la iniciativa de ley, que según el mandatario traerá más empleos y asegurará sus derechos.
"Además de más empleos, el resultado será más armonía en la relación de trabajo y, por lo tanto, menos acciones en la justicia", afirmó el presidente brasileño.
Agregó que el gobierno sancionará a las empresas que paguen salarios diferentes entre hombres y mujeres que realicen el mismo trabajo.
Sostuvo también que la economía de Brasil, actualmente en recesión, ya siente los efectos de algunos de los cambios que impulsa su gobierno, por lo que se mostró convencido de que la creación de puestos de trabajo ocurrirá "en breve".
"Hace menos de un año recibimos un país con muchos millones de desempleados. El desempleo aún existe, pero estamos trabajando todo el tiempo para cambiar esa situación", comentó Temer.
Complementó que "es con trabajo que venceremos nuestras dificultades. Los resultados ya empiezan a aparecer".
Brasil batió un récord de desempleo en el primer trimestre del año, al llegar al 13,7 por ciento de la población económicamente activa, el mayor nivel desde que el índice empezó a medirse con base en criterios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2012.
La polémica reforma contempla una edad mínima para acceder a la jubilación, lo que actualmente no existe en Brasil, al establecer en 62 años como mínimo para gozar del beneficio entre las mujeres y en 65 en el caso de los hombres.
Según la ley vigente, una persona se puede jubilar en Brasil con 30 o 35 años de cotización, lo que permite que muchas personas lo hagan entre los 50 y los 60 años, si empezaron a trabajar de manera formal a edad temprana, lo que tiene un gran impacto en las cuentas públicas.
Según un sondeo divulgado por el diario Folha de Sao Paulo este lunes, el 71 por ciento de los brasileños se opone a la reforma, una de las propuestas que impulsa el Ejecutivo para sacar el país de la recesión, situación que provocó una huelga general el 28 de abril pasado, la primera desde 1996.