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Compartiendo el don de la vida en dos ruedas

Actualizado a las 28/06/2017 - 14:48
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Por Yuan Quan y Gao Bei

BEIJING, 28 jun (Xinhua) -- Muchos ciclistas aficionados pedalean solo por placer, pero Wang Zhengwei busca algo más: salvar vidas.

A sus 45 años, Wang pasó 16 días en su bicicleta recorriendo 1.500 kilómetros desde la provincia de Gansu, en el noroeste del país, hasta la capital, Beijing, con el fin de competir en los Juegos del Trasplante de Órganos de China, que se celebraron a comienzos de junio.

Tanto en su uniforme como en los banderines que colgaban de su bicicleta estaban repetidas las palabras "Donación de órganos", para llamar la atención de la gente hacia esa causa que ha salvado miles de vidas, incluida la suya.

Tras ser diagnosticado con cáncer de hígado, en 2008, Wang tuvo que esperar tres meses en una cama de hospital para recibir un trasplante. "Fue un periodo muy difícil", recuerda. Los 500.000 yuanes que le costó el tratamiento eran mucho para él, así que debió vender su casa y además endeudarse.

La cirugía fue un éxito, y gracias a eso pudo regresar al trabajo solo seis meses después. Pero desde entonces ha debido consumir costosos medicamentos de forma permanente.

Una de las recomendaciones que le dieron los médicos para mantenerse saludable fue hacer ejercicio. Con entusiasmo, él se lanzó a trotar y escalar, pero estas actividades no lograron seducirlo. Probó otros deportes que tampoco se ajustaban a él, hasta cuando encontró el ciclismo y se enamoró.

"Los beneficios no son solo físicos, no solo es algo bueno para el cuerpo, por ser un medio de transporte también me permite ir a donde necesite, y además conocer más gente", dice.

Al comienzo eran solo recorridos cortos por las calles y los parques cercanos a su casa. Luego se puso como meta ir cada vez más rápido, y más lejos. En los últimos siete años, ha viajado 40.000 kilómetros. Su "paseo" más largo duró 20 días. Fue el año pasado, por la provincia de Qinghai (noroeste).

Con energía renovada, Wang empezó a compartir su historia con sus compañeros de recorrido y con la gente que iba conociendo por el camino. Pero muy pronto se dio cuenta de que eran pocas las personas que tenían al menos un conocimiento básico sobre la donación y el trasplante de órganos.

"Despertar conciencia entre la gente es algo que tiene un gran significado", asegura.

China prohibió el trasplante de órganos de prisioneros ejecutados en enero de 2015, y desde entonces, la única fuente de esta esperanza de vida han sido las donaciones voluntarias.

Si bien el número de gente dispuesta a donar sus órganos está creciendo con rapidez, aún está lejos de ser suficiente. En las listas de espera hay cerca de 300.000 personas, pero solo poco más de 10.000 logran ser operadas cada año.

En sus recorridos, Wang acostumbra a detenerse para hablar con la gente sobre el tema y entregar volantes. La respuesta no siempre es positiva, algunas personas creen que él se dedica al tráfico de órganos. Además, mucha gente, especialmente los adultos mayores, aún es muy conservadora, y se apega sin vacilación a la tradición china de sepultar a los difuntos intactos.

Si una persona quiere o no donar sus órganos después de morir es aún un asunto de ética personal, asegura Liu Yuan, coordinador de donaciones del Hospital Youan de Beijing.

Los momentos más duros para Wang son cuando alguien lo acusa de "montar en bicicleta para hacerse famoso", algo que se ha hecho más frecuente desde cuando empezó a recaudar fondos vía Internet para financiar sus recorridos.

No obstante, sus familiares y amigos lo apoyan de manera incondicional, y se enorgullecen de su labor y de que tenga la fortaleza para ignorar a sus detractores.

Para Wang, haber sobrevivido al cáncer gracias a un trasplante le significa la responsabilidad de demostrar que las personas que han tenido la fortuna de encontrar un donante se pueden recuperar y volver a creer en la vida.

"Yo no trato de convencer a la gente de que done, solo les hablo sobre la cantidad de vidas que se han podido preservar gracias a los órganos de otros".

Así como se ha encontrado con quienes critican lo que hace, también ha logrado que otros se "suban" a su bicicleta. Por ejemplo, algunos vendedores ambulantes le obsequian frutas y agua, y ciertos almacenes y talleres reparan o hacen mantenimiento a su "caballito de acero" sin costo alguno. Además, hay médicos que lo surten de volantes para repartir.

A comienzos de este mes, Wang fue nombrado "Embajador de la donación de órganos" por China Organ Transplant, una ONG que reúne a miles de personas que han recibido trasplantes.

"Estoy muy orgulloso de él", dice Chen Lei, fundador de la organización y beneficiario de un transplante de hígado.

China empezó a realizar trasplantes de órganos en los años 60. De acuerdo con la Fundación para el Desarrollo del Trasplante de Órganos de China, en 2015 fueron practicados 10.058 trasplantes, con lo que el país se ubicó segundo a nivel mundial, por detrás de Estados Unidos.

Desde cuando China lanzó un sistema de donación, en 2010, alrededor de 10.000 personas han cedido 28.000 órganos vitales después de morir. Aparte de esto, más de 170.000 se han apuntado en un registro de donantes creado por la fundación. En ese registro está Wang Zhengwei.

Un sueño que aún tiene por cumplir es formar un equipo de ciclismo con otros beneficiarios de trasplante de órganos. "Yo solo no puedo lograrlo. Generar conciencia no es fácil, y requiere del esfuerzo de muchos", afirma.

"Pero por ahora seguiré pedaleando solo, y repartiendo mi mensaje de amor".  

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