GINEBRA, 6 sep (Xinhua) -- No es posible despertar a un hombre que pretende estar dormido, como no es posible que los oídos sordos puedan escuchar hechos y voces racionales.
Human Rights Watch (HRW) con sede en Nueva York es así. El martes emitió un informe en el que afirma que China está tratando de debilitar los mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas, acusaciones sesgadas y totalmente infundadas.
El informe afirma que China acosó a "activistas independientes", usó su membresía para impedir que las ONG críticas de China obtuvieran acreditación de la ONU y, lo más grave, "rara vez ofrece respuestas sustanciales a las indagatorias de los órganos de derechos humanos de la ONU".
La organización con sede en Estados Unidos afirma incluso que "funcionarios de la ONU capitularon ante la presión china" para negar el acceso a Dolkum Isa, un "muy conocido activista de la etnia uygur".
Pero una importante verdad olvidada o deliberadamente omitida por la organización es que Isa sigue en la lista de personas buscadas de la Organización Internacional de la Policía Criminal (Interpol).
Y el gobierno chino ha explicado en repetidas ocasiones que Isa es el líder de una organización terrorista "sospechosa de cometer varios actos criminales y terroristas".
De modo que aquí el verdadero problema no es que China rara vez proporcione respuestas sustanciales, sino que quienes elaboraron el informe de HRW simplemente no quieren escuchar.
Cuando se le preguntó por qué tuvo como objetivo a China en el informe, Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW, afirmó, de manera infame, que la pertenencia de China al Consejo de Seguridad de la ONU y su influencia mundial la convierten en "un modelo de mala fe que desafía la integridad del sistema de derechos de la ONU".
¿Cómo es posible que un país que ha estado defendiendo incesantemente los principios de la ONU, incluyendo los de derechos humanos, a través de mejorar la situación económica y social de su pueblo y de proporcionar una asistencia diversa y cada vez mayor a las causas de la ONU en el extranjero pueda ser descrito como "un modelo de mala fe?"
Los autores del informe de HRW afirmaron que el documento se basó sobre todo en entrevistas con gente "con conocimiento directo de las interacciones de China con los mecanismos de derechos humanos", aunque parecieron olvidarse de incluir también la verdaderamente importante voz de la sociedad china.
Como se señaló, una de las razones por las cuales eligieron a China para elaborar el informe es: "Los malos antecedentes de derechos humanos en el país".
Pues entonces la voz del país no debería ser desatendida.
Si interrogaran a los millones de aldeanos que viven en montañas remotas que por primera ocasión en generaciones no viven en la pobreza, si interrogaran a los millones de trabajadores rurales que se trasladaron a las ciudades para gozar de una vida más rica y colorida, si interrogaran a los millones de discapacitados que empezaron a llevar una vida mejor con la ayuda del gobierno, entonces escucharían una historia muy diferente.
O si se dirigieran a la plaza ubicada frente a la oficina de la ONU en Ginebra, a apenas unos metros de distancia de donde el informe fue emitido el martes, se encontrarían con muchos turistas chinos contentos y con libertad para hablar. También ellos describirían una imagen diferente de China.
No es necesario citar cifras o hacer largas listas de hechos. Los logros en la trayectoria de derechos humanos de China en las últimas décadas son suficientemente grandes como para ser vistos por todos, menos por aquellos que deliberadamente cierran los ojos.
Quizás etiquetar a China como "el malo" de los derechos humanos permita a HRW ganarse el favor de ciertos grupos, pero no hará nada por promover los derechos humanos internacionales.
El 11 de septiembre habrá una exposición en el Palais des Nations en Ginebra sobre los esfuerzos y los avances de China en derechos humanos. Ojalá los autores del informe de HRW asistan para que puedan ver cómo es China en realidad.