BRASILIA, 7 nov (Xinhua) -- El ministro brasileño de Hacienda, Henrique Meirelles, señaló hoy que la reforma a las pensiones ya no es una opción, "tendrá que ser hecha en algún momento, es una cuestión fiscal", ante el "insostenible" crecimiento de los gastos en el sector.
"La reforma no es una cuestión de elección, tendrá que ser hecha en algún momento, es una cuestión fiscal, numérica", afirmó el funcionario en Sao Paulo.
Al comentar las declaraciones del presidente brasileño, Michel Temer, sobre las dificultades para obtener apoyo legislativo a la reforma, hechas el lunes, Meirelles dijo que el mandatario sólo reconoció la realidad ante un grupo de líderes partidarios.
"El presidente reconoció las dificultades, es un proceso controvertido en cualquier lugar del mundo, no hay duda. El presidente reconoció este hecho para los liderazgos partidarios que allí estaban expresando sus preocupaciones", afirmó.
Meirelles destacó que no va a retroceder por las dificultades presentadas a la reforma, aunque cree que la edad de jubilación no es la cuestión principal.
"Desde mi punto de vista, los brasileños podrían jubilarse a los 45 años de edad; no tendría ningún problema, siempre que el país pudiera pagar por ello", afirmó.
El ministro aseguró que el crecimiento de los gastos en las pensiones en Brasil no es sostenible.
"No es un problema de cuál es la edad que se quiere que las personas se jubilen; cuanto más pronto las personas tengan derecho, mejor, siempre que sea financiable la Previsión Social por la sociedad brasileña", apuntó.
Entre los puntos principales de la reforma a las pensiones propuesta por el gobierno están la edad mínima de jubilación de 65 años para los hombres y 62 para las mujeres, además de la exigencia de al menos 25 años de cotización.
El proyecto ofrece una regla de transición para los trabajadores que ya están en el mercado laboral.
En mayo, tras una sesión de más de nueve horas, se logró aprobar el texto en la comisión especial de la reforma instalada en la Cámara de Diputados para discutir el tema, pero la crisis política impidió continuar con el debate.
Por tratarse de una enmienda constitucional, la reforma precisa ser aprobada por un mínimo de 308 sobre 513 diputados en dos votaciones.