POPERINGE, Bélgica, 15 nov (Xinhua) -- Durante un día frío y lluvioso en los campos de Flandes, un grupo de chinos jóvenes pertenecientes a una parte casi olvidada de la historia de la Primera Guerra Mundial finalmente recibieron, a 100 años de distancia, el respeto y los honores que merecen.
En el pueblo de Busseboom de la ciudad de Poperinge en el oeste de Bélgica, en donde 13 trabajadores chinos murieron durante un bombardeo alemán el 15 de noviembre de 1917, una nueva estatua de bronce de tres metros de altura fue presentada hoy.
La estatua muestra a tres trabajadores realizando las labores más comunes en el campo de batalla: cargar proyectiles, excavar trincheras y evacuar soldados heridos.
Durante la ceremonia inaugural a la que asistieron funcionarios, diplomáticos, periodistas y residentes locales se tocaron los himnos nacionales chino, belga y flamenco.
El alcalde de Poperinge Christof Dejaegher, el embajador de China en Bélgica Qu Xing y la embajadora británica, Alison Rose, entre otros dignatarios chinos y belgas, colocaron coronas de flores frente a la estatua.
Cientos de veteranos con broches de amapolas, aldeanos, chinos y estudiantes enfrentaron la lluvia para ser testigos de este histórico momento.
"Creemos que es indispensable, para nuestra generación que goza de paz, construir un monumento para recordar a cerca de 20.000 trabajadores chinos que dedicaron su vida a un sitio en el que nunca habían estado y a ayudar a gente a la que no conocían", dijo el embajador chino en un emotivo discurso.
En los últimos dos años de la Primera Guerra Mundial, cerca de 140.000 trabajadores chinos llegaron a Europa y ofrecieron servicios de logística a las fuerzas aliadas que en ese momento padecían una severa escasez de mano de obra.
Un total de 20.000 de estos trabajadores nunca regresaron a su país. Algunos murieron por enfermedad o por las duras condiciones del trabajo y otros por causa de ataques como el ocurrido en Poperinge.
"Aunque no estuvieron directamente involucrados en las batallas, con mucha frecuencia trabajaban muy de cerca de la línea del frente, en ocasiones a apenas 50 metros del enemigo", dijo Qu. "También podemos imaginar el número de soldados heridos que se salvaron por la pronta evacuación del campo de batalla".
Dejaegher dijo a Xinhua que la idea de la estatua vino del académico belga Philip Vanhaelemeersch quien tradujo al neerlandés las memorias de un estudiante chino que trabajó como intérprete para los trabajadores durante la Primera Guerra Mundial y revivió la historia desconocida para los habitantes locales.
"Creemos que es importante porque esta parte de la historia de la Primera Guerra Mundial estaba casi olvidada. Es una pena. Los chinos vivieron aquí, trabajaron aquí, lucharon por nuestra libertad. Queremos conmemorar sus aportaciones a nuestra victoria", dijo el alcalde.
También dio la bienvenida a los visitantes chinos a su ciudad para ver la estatua y conocer el camino de quienes hicieron el sacrificio final en favor de la paz.
Aunque sus historias fueron desconocidas durante mucho tiempo para el público, su trabajo no pasó desapercibido.
En 1998, el presidente francés Jacques Chirac escribió a los descendientes de estos trabajadores-soldados: "Nunca olvidaremos a estos valientes hombres que llegaron desde China para unirse a nosotros, en cuerpo y alma, en una cruel guerra para defender nuestro territorio, nuestros valores y nuestra libertad".
La embajadora británica, cuyo país junto con Francia fueron los principales reclutadores de trabajadores chinos en la Primera Guerra Mundial, dijo que es una pena que estos trabajadores no recibieran los honores que merecían al final de la guerra y dio las gracias a la embajada china y a la ciudad de Poperinge por construir el monumento.
Rose dijo que en todos los viajes escolares financiados por el gobierno británico a los viejos campos de batalla, los estudiantes tienen que visitar los cementerios de los trabajadores chinos.
"Reino Unido no los olvidará nunca", agregó.
La escultora chino-belga Yan Shufen requirió cuatro meses para crear la estatua y dijo sentirse honrada de realizar el proyecto.
Al lado de la nueva estatua hay otra estatua del escultor belga Jo Bocklandt erigida hace algunos años que también muestra la figura de un trabajador chino.
A principios de este año comenzaron varios eventos conmemorativos en la ciudad para marcar el centenario de la muerte de los 13 trabajadores chinos, incluyendo una exhibición de raras fotografías de su vida en Bélgica.