BEIJING, 1 feb (Xinhua) -- La teoría de la "amenaza de China" no es nada nuevo. Su reciente resurgimiento podría ser reflejo de la creciente ansiedad de Occidente por la ascensión de China y los cambios que están ocurriendo en el mundo.
Esta semana, algunos funcionarios del Consejo Nacional de Seguridad de EEUU urgieron a la Administración Trump a centralizar la red móvil 5G para "contrarrestar la amenaza de que China pueda estar espiando las llamadas", provocando la oposición de los reguladores de comunicaciones, las empresas de telecomunicaciones y los legisladores estadounidenses.
Con anterioridad este mes, algunos políticos australianos criticaron a China por proporcionar préstamos a las naciones del Pacífico con condiciones desfavorables, algo que fue tajantemente desmentido por los citados países insulares.
Otros países europeos, como Alemania, Francia e Italia también están intentando analizar las inversiones de China.
En vez de poner a China bajo un microscopio de analizar amenazas, las potencias occidentales deberían buscar nuevas prescripciones para prepararse ante el rápido desarrollo de China y para su sentido de pérdida en un mundo interdependiente.
Durante décadas, la élite de Occidente ha creído que el sistema político de democracia de tipo occidental combinado con la economía de libre mercado podría ser la forma de gobierno definitiva del ser humano.
El "orden mundial liberal", liderado por EEUU, que se ha dado por sentado tras la Guerra Fría, ha disfrutado de una superioridad indiscutible en todos los dominios.
Fyodor Lukyanov, editor en jefe de la publicación Rusia en Asuntos Globales, dijo que EEUU ha vuelto a la "inercia de la era de la Guerra Fría", viendo un mundo lleno de amenazas, en vez de oportunidades.
Ahora, el orden internacional profundamente defectuoso dominado por Occidente, que ha existido durante más de 200 años, necesita ser remodelado. El auge de China, cuyos sistemas político, económico e ideológico son diferentes a los de Occidente, ha inquietado a muchos.
De una manera u otra Occidente no se siente cómodo con su propia ilusión de que alguien vaya a tomar su posición y reemplazar "el viejo conjunto de reglas" con otro.
Sin embargo, los escépticos sobre China deben entender una cosa: China no tiene intención de derrocar el actual orden mundial y construir uno nuevo sobre la base de sus propias premisas.
De hecho, lo que China quiere hacer es tratar de asumir su parte de responsabilidad como una potencia principal, uniéndose a los esfuerzos de otros países para arreglar el sistema global de gobernanza y asegurarse de que no sirva solamente a las potencias occidentales, sino a todas las naciones.
En el Foro Económico Mundial anual, recién concluido en la ciudad suiza de Davos, China ha manifestado claramente su determinación de permanecer en el camino de la reforma y la apertura, destacando medidas más fuertes de reforma que significan mayores oportunidades para el resto del mundo.
Hace más de dos siglos, Occidente logró subir a la cumbre del mundo acomodándose a los cambios de la revolución industrial.
La historia no tiene fin y progresa constantemente. Occidente necesita dejar de mirar a China con prejuicio ideológico, y debe abrazar una mentalidad de resultados positivos y espíritu de apertura.