WASHINGTON, 27 mar (Xinhua) -- Estados Unidos y China no están predestinados a chocar si se aplica una política de "paciencia" y "comprensión mutua", afirmó el renombrado historiador de la Universidad de Yale Paul Kennedy.
En medio del refuerzo por parte de Washington de sus políticas contra China, el autor de la reconocida obra "Auge y caída de las grandes potencias" (1987) destacó en una entrevista con Xinhua el valor de esas dos ideas para conseguir unos lazos bilaterales más productivos.
NO HAY VARITAS MAGICAS
"¿Podemos evitar la trampa de Tucídides?", se preguntó el historiador británico en referencia a la idea acuñada por el profesor de Harvard Graham Allison de que, cuando una potencia nueva reta a una establecida, puede haber un conflicto.
Aunque la idea de una colisión inevitable entre EEUU y China a causa del papel cada vez más importante de ésta en la escena mundial ha prevalecido, para Kennedy el gran choque no es inevitable y, para que así sea, el primer paso y el más importante es asumir la existencia de la trampa.
"Si en ambas partes sus líderes reconocen que lo más importante en los temas relacionados con el poder en el mundo es evitar una confrontación grave entre China y Estados Unidos, entonces sí podemos evitarla", dijo y recordó, en este sentido, que el presidente chino, Xi Jinping, dijo ya hace tres años en Washington que ambos países debían evitar que sus relaciones caigan en la trampa.
Kennedy advirtió, al mismo tiempo, de que es realmente complicado "política, emocional e instintivamente" conseguir que las relaciones entre grandes potencias sean buenas.
Sin ir más lejos, el Gobierno del presidente Donald Trump, amparándose en su eslogan de "Estados Unidos primero", ha puesto en marcha en los últimos meses una serie de planes y legislaciones contra China, como aranceles en su contra, la firma del "Acta de Viajes de Taiwán" o la provocación de un buque de guerra en el mar Meridional de China.
Según Kennedy, los aranceles son contraproducentes para la economía de EEUU y el punto de vista simplista de "ganar o perder" será objeto de burla "por parte de todos los economistas que conocemos".
"Pongamos en práctica una política de paciencia y comprensión mutua", sugirió Kennedy, quien considera que no hay una "varita mágica" que pueda transformar de repente la "enorme y complicada" relación entre Estados Unidos y China.
A su juicio, si la "tarta mundial" es mayor, "la perspectiva de un enfrentamiento estructural será menor".
LA EXAGERADA AMENAZA CHINA
En alusión a la invocada "amenaza de China contra Occidente", Kennedy apuntó que se trata de una interpretación "demasiado colorida" que no entiende las preocupaciones y debilidades chinas.
"Podemos producir todo tipo de datos que demuestren que China mide 50 pies de alto y producir muchos más que demuestren que mide cuatro", dijo. "Seamos pues cuidadosos con los hechos que se ofrecen".
"Todo lo que tiene que ver con una amenaza china podría también exagerarse", agregó Kennedy.
Para el profesor, ante el aumento de la participación china en la producción global en los últimos 30 años, es natural que los estadounidenses estén preocupados por el auge chino y el declive relativo de su país.
La falta de entendimiento mutuo podría causar desconfianza, anotó al respecto.
MOMENTO PERJUDICIAL
En el capítulo final de su aclamada obra de 1987, Kennedy predijo una posible reducción del poder de EEUU en los asuntos mundiales y consideró un desafío para los dirigentes estadounidenses gestionarla "de manera ingeniosa".
Las "políticas caóticas, turbulentas y confusas" de la Administración Trump, subrayó, son un caso de "mala gestión y de fracaso en entender el mundo tal como es".
"Vivimos un momento perjudicial", apuntó Kennedy.
En cualquier caso, anotó, la presidencia de Trump, con políticas surgidas del "instinto"y las "emociones", quizás aún no haya perjudicado de manera permanente la posición de EEUU en el mundo.
"Nuevas decisiones apresuradas y contraproducentes por parte de la Casa Blanca podrían provocar daños en la competitividad y la cohesión de la estructura social que debilitarían la posición del país", destacó Kennedy.
"Esto dificultaría al sucesor del señor Trump reparar los daños", agregó el académico.
Treintiún años después de "Auge y caída de las grandes potencias", Kennedy afirmó que, como dejó escrito entonces, sigue creyendo que la base económica de una gran potencia determina su posición relativa e influye en ella.
"No hay nada en ese argumento, en mi humilde opinión, que deba cambiarse", aseguró.