LHASA, 29 mar (Xinhua) -- El poblado Khesum, a dos horas en coche de la ciudad de Lhasa, capital de la región autónoma del Tíbet, en el suroeste de China, se encuentra entre las montañas a lo largo del valle del río Yarlung Zangbo.
Khesum, con una población de apenas 700 habitantes, fue testigo del inicio de la reforma democrática que luego se extendió por todo el Tíbet en 1959, que acabó con el sistema de esclavitud feudal bajo la teocracia y comenzó un nuevo capítulo para la región de la meseta.
El 6 de junio de 1959, 302 siervos de Khesum, cubiertos de harapos, eligieron un comité preparatorio de la primera asociación de campesinos del Tíbet. Ese día marcó el origen de la democracia de nivel comunitario en el Tíbet.
El Tíbet celebró el miércoles el Día de Emancipación de los Siervos. Durante la reforma, más de un millón de personas, o un 90 por ciento de la población de la región por aquel entonces, lograron emanciparse del sistema de esclavitud feudal en 1959.
En Khesum hay unos cien aldeanos que fueron siervos y vivieron en primera persona la reforma. Las páginas más oscuras de la historia han pasado, pero no pueden ser olvidadas, según ellos.
Sonam Dondrup fue siervo hasta los 16 años y recuerda con nitidez los viejos tiempos. "Me levantaba antes del amanecer para trabajar en el campo y nunca podía llegar tarde, o sería azotado", recuerda.
"Después de que los propietarios de las tierras escaparan, nadie tenía idea de qué les deparaba el futuro. No fue hasta que mi familia quemó los contratos de tierra y los documentos de deudas, cuando la idea de liberación surtió efecto", comenta el hombre de 75 años.
En la actualidad, Sonam Dondrup disfruta de un retiro tranquilo. Cada mañana lleva a su bisnieto al jardín de infancia y luego va al cercano monasterio Changzhu a rezar.
Penpa Tsering, secretario del comité del poblado del Partido Comunista de China, destacó que Khesum es uno de los poblados más desarrollados bajo la jurisdicción del distrito de Changzhu de la ciudad de Shannan.
En el pueblo, un total de 55 alumnos van a las guarderías o escuelas locales, más de la mitad de los hogares tienen coches, los ingresos anuales per cápita alcanzaron 17.000 yuanes (2.700 dólares) en 2017 y nadie vive por debajo de la umbral de la pobreza.
PASADO, PERO NO OLVIDADO
Un hombre descalzo que sufría desnutrición extrema robó un plato de alimentos para perros. Cuando fue descubierto le azotaron como sanción. Así era la vida diaria de Khesum hacía 59 años, unas vivencias que ahora solo existen en el escenario.
Tsewang Lodro, actor de 37 años, representa a Trilai, el siervo, en la obra "Las lágrimas de los siervos". La representación, que dura una hora, se estrenó el martes.
"He dedicado mucho tiempo a ensayar este mes. Me satisface ver cómo los espectadores lloran por la destrucción y la desesperación y se ríen de lo ridículo y lo curioso", destaca Tsewang Lodro.
El director de la obra, Basang Tsering, manifiesta que la escritura del guión le resultó fácil, ya que todas las familias tienen estos recuerdos. "Mi trabajo es recoger estas historias y guiar a los actores a representarlas de una manera artística", describe.
Las condiciones de los siervos y esclavos del Tíbet han sido documentadas en muchos archivos históricos y cuentos de viajeros.
"Los jóvenes podrán sentirse incómodos al ver la obra, pero la historia del Tíbet fue más cruel de lo que hemos mostrado aquí", indica Sonam Londrup, un espectador.
NUEVAS GENERACIONES
La abuela Chiga fue una de las pocas mujeres que se convirtieron en miembros del Partido Comunista de China en Khesum en 1959 y fue una de las aldeanas más veneradas del pueblo hasta que falleció en 1995.
"Mi madre era tímida. La eligieron miembro del comité del pueblo para representar los intereses de las mujeres. Fue una sierva y siempre decía 'No crecí comiendo tsampa (masa hecha de harina de cebada), sino amargura, siendo golpeada y maldecida'", recuerda su hija Losang Qozom.
"Cuando el comité convocaba reuniones en el salón donde residían los amos, mi madre vacilaba en entrar. Estaba oscuro y era un espacio prohibido a las mujeres", rememora Losang Qozom, de 56 años.
Losang Qozom tiene tres hijas, dos de ellas se graduaron en la universidad y la más joven trabaja como doctora en una clínica local.
La segunda hija, Baima Tsenyi, de 26 años, se graduó en la Universidad Normal de Yunnan en 2017 y está estudiando para convertirse en profesora de baile en guarderías. Más de 130 personas del pueblo tienen títulos universitarios y otras 50 están estudiando en las universidades en todas las partes de China.
DESARROLLO
El río Yarlung Zangbo, que discurre cerca del poblado, nutre las fértiles tierras de cultivo. Khesum tiene cerca de 93 hectáreas de tierra en el valle del río y las actividades agrícolas están muy mecanizadas
Penpa Tsering, funcionario del pueblo, indica que planifican ampliar los cultivos de maíz con el fin de aumentar los ingresos de los campesinos. El pueblo ha construido 89 invernaderos de hortalizas.
Muchas personas trabajan en el sector turístico, mostrando a los turistas el Yumbulagang, el primer templo del Tíbet.
"Khesum tendrá nuevas oportunidades gracias a la estrategia de revitalización rural y seguiremos protegiendo el medio ambiente al mismo tiempo que desarrollamos la economía local", destaca Nima Tsering, secretario del comité del distrito de Nedong del Partido Comunista de China.
Unas 370 personas del poblado trabajan en ciudades cercanas. "Nos enfrentamos también a una sociedad envejecida. Tratamos de establecer buenos negocios en el pueblo para que los jóvenes se queden", sostiene Penpa Tsering.