MEXICO, 4 abr (Xinhua) -- El gobierno mexicano sostuvo este miércoles a su contraparte estadounidense que si el anunciado despliegue de la Guardia Nacional se tradujera en una militarización de la frontera común entre Estados Unidos y México, "dañaría gravemente" la relación bilateral, la cual "ha expresado en todas las comunicaciones sobre la materia".
La Cancillería y el ministerio de Economía de México, reaccionaron así en un comunicado conjunto en el marco de una gira a la ciudad estadounidense de Washington D.C, de sus titulares, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, respectivamente, y luego de que el presidente republicano Donald Trump firmó un decreto para desplegar "inmediatamente" a la Guardia Nacional a la frontera, de más de 3.200 kilómetros que divide a Estados Unidos y México, para luchar contra la inmigración ilegal.
Videgaray sostuvo un encuentro con la secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, con quien intercambió diversos puntos de vista.
Nielsen confirmó la decisión de su gobierno en desplegar a la Guardia Nacional en la frontera con nuestro país al tiempo de aclarar que "únicamente realizará labores de apoyo al Departamento de Seguridad Interior" y que los elementos de la Guardia Nacional "no portarán armas ni realizarán funciones de control migratorio o aduanero", detallan las dependencias mexicanas.
Nielsen aclaró que además "se trata de un despliegue de la Guardia Nacional de características comparables a los que tuvieron lugar en 2006, durante la administración del presidente George W. Bush, con la Operación Jump Start, y en 2010, durante la administración del presidente Barack Obama, con la Operación Phalanx", puntualiza la nota oficial de la parte mexicana.
En tanto, el canciller Videgaray reiteró la importancia fundamental del respeto a la dignidad y los derechos humanos de los mexicanos en Estados Unidos.
"El gobierno de México mantendrá comunicación permanente con el Departamento de Seguridad Interior, a efecto de dar seguimiento a esta medida y determinará las acciones apropiadas a seguir, velando en todo momento por la soberanía e interés nacionales" , agregó el funcionario mexicano.
El republicano Trump amagó desde el pasado domingo al Congreso de su país y a México a fin de combatir con más eficacia la migración ilegal, principalmente proveniente de Centroamérica y en el marco de una caravana que buscó se diluyera durante la víspera.
El pasado 26 de marzo arrancó la tradicional caravana de migrantes centroamericanos, denominada "Viacrusis migrante", desde la frontera de México y Guatemala, con la intención de parar hasta Estados Unidos, en protesta a la violación de sus derechos humanos y que en la víspera fue disuelta desde México tras la presión de Trump y la amenaza de cancelar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), actualmente en proceso de negoción para su modernización y en espera de un octavo encuentro en EE.UU este mes.
El mandatario estadounidense exigió el pasado lunes al Congreso del país norteamericano implementar "acciones firmes" para detener la migración ilegal, un fenómeno que, a su consideración, sigue debido a que "nuestras leyes fronterizas son muy débiles" y que los demócratas "se interponen en nuestro camino" a las nuevas leyes.
En tanto, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, dijo esta tarde a la prensa que su gobierno esperaría a que Estados Unidos aclare los alcances de esta medida para establecer un posicionamiento al respecto como país.
"Para ser preciso, el posicionamiento del Gobierno mexicano se fijará con toda claridad a partir del esclarecimiento que haga la autoridad norteamericana y será a través de la cancillería que el gobierno de México frente a cualquier determinación que tome el gobierno de los Estados Unidos y todavía no ha ocurrido, y lo que eventualmente ocurra evidentemente ante el esclarecimiento que el gobierno de México ha solicitado de la autoridad norteamericana ante estos postulados el gobierno de México tendrá una posición" , puntualizó.
El TLCAN, entrado en vigor desde 1994, es renegociado por México, Estados Unidos y Canadá, desde el pasado 16 de agosto a propuesta de Trump, quien considera que el pacto ha sido el peor pacto firmado por su nación alegando que daña su manufactura y sus empleos.
México y Estados Unidos han iniciado una nueva etapa en su relación a partir de la llegada de Trump a la Casa Blanca, éste último, quien en su momento y como candidato a la presidencia calificó a los migrantes mexicanos como delincuentes.
Además su insistencia de que los mexicanos son quienes deben pagar el muro mandado hacer por él en la frontera ha tensado la relación, sumado a su amenaza de deportar a migrantes ilegales o no, algo que le preocupa al gobierno mexicano pues podrían violentarse los derechos humanos de miles de connacionales que viven en el país vecino del norte.