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Cuba sucumbe a la fiebre del fútbol

Actualizado a las 11/06/2018 - 08:58
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Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 10 jun (Xinhua) -- Javier hace una finta, elude a un contrario, patea duro hacia la portería y sale corriendo mientras celebra su gol con los brazos abiertos, al mejor estilo de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo o Neymar da Silva.

El escenario no es un gran estadio, ni siquiera una cancha modesta, sino una calle de la zona histórica de La Habana, donde un grupo de muchachos ha dejado a un lado el béisbol, deporte nacional, para entregarse a la nueva pasión de los cubanos: el fútbol.

El entusiasmo por ese deporte, casi desconocido en la isla hace 20 años, ha crecido entre los jóvenes impulsado por las constantes transmisiones televisivas en vivo de los partidos de las principales ligas del mundo.

Muchos aseguran que esta fiebre se acentuó entre 2008 y 2009, más o menos en coincidencia de la victoria de la selección de España en el Mundial de 2010, pero el germen estaba inoculado desde antes en un país amante como pocos de los deportes.

El argentino Diego Armando Maradona parece haber sido en realidad el responsable del florecimiento de esa singular afición, pues después de ser conocido y admirado por los cubanos por su desempeño mundialista, viajó a la isla en 1987.

Desde entonces, cuando fue por primera vez a recibir el premio al mejor atleta del año 1986 de la Encuesta Deportiva de la agencia de noticias Prensa Latina, Maradona inició un romance con Cuba que aún perdura.

Este vínculo tuvo un ribete especial en la relación con el fallecido presidente Fidel Castro.

Poco a poco el fútbol desplazó al béisbol, el tradicional deporte de la isla que conquistó tres oros olímpicos, 25 mundiales, 10 Copas Intercontinentales, 12 Juegos Panamericanos y 14 Centroamericanos.

Algunos dicen, como el abogado Yuri Pérez, furibundo fanático del equipo de béisbol Industriales, que el problema es la desmotivación de los aficionados por ese deporte, "que no gana un evento de primer nivel desde el Mundial de Holanda 2005".

Asiduo a la informal peña deportiva del Parque Central de La Habana, donde se discute acaloradamente, Pérez no pasa por alto las razones económicas que diferencian a los dos deportes.

"Cuba está aún inmersa en una crisis económica que encarece todo, y el fútbol es un deporte muy barato para los muchachos, a diferencia del béisbol que requiere de un equipamiento particular y costoso", razonó el joven jurista.

A su vez, un hijo de español que recuerda el semillero de cubanos que se desempeñó en el equipo Real Madrid, el octogenario Manuel Valdés, compartió que "en Cuba siempre se ha jugado fútbol, aunque ahora es más popular".

En el afamado estadio madrileño Santiago Bernabéu están los nombres de Armando, Mario y José Giralt, Fernando López Quesada, Enrique Ferrer, Mario Inchausti y Jesús "Chus" Alonso, todos cubanos que se desempeñaron en otra época en el club "merengue".

El fútbol se juega de manera oficial en la isla desde 1911, cuando se disputó el primer partido en el Campo de Palatino, en la barriada habanera del Cerro, muy cerca del actual Estadio Latinoamericano, santuario del béisbol cubano.

Desde esa época, los logros de los jugadores cubanos han sido más bien modestos, con una plata en Juegos Panamericanos en San Juan 1979, un séptimo lugar en el Mundial de 1938, un séptimo puesto olímpico en Moscú 1980 y cinco títulos Centroamericanos.

La poca proyección del fútbol local se evidencia en el hecho de que Cuba descendió el año pasado al puesto 180 en la clasificación de la FIFA.

Las deserciones y la falta de roce internacional han golpeado a la selección cubana, que entre 2000 y 2004 vivió sus más recientes días de gloria con el peruano Miguel Company como director técnico.

Este entrenador llevó a la selección cubana hasta la segunda fase de la Copa de Oro, además de lograr dos empates con Costa Rica en la eliminatoria mundialista.

Ahora es pobre la asistencia de los aficionados a los juegos de un campeonato nacional de bajo nivel técnico.

Son las transmisiones en vivo de duelos como Real Madrid-Barcelona las que han alimentado la pasión futbolera de los cubanos, en especial de los niños que tienen como referentes a grandes jugadores extranjeros.

En cada edición de la Feria Internacional del Libro están por eso, entre los artículos más vendidos, afiches y revistas de los más reconocidos futbolistas extranjeros.

Las autoridades deportivas tratan de aprovechar esa fiebre futbolística y han logrado colocar al deporte dentro del programa educativo de las escuelas de enseñanza general.

En otras más especializadas, como la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar o la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético, estudian de manera continua jóvenes talentos desde los 13 hasta los 18 años, quienes al arribar a esa edad pasan a las academias superiores.

Cuba también ha aprovechado la inyección realizada por la FIFA en los últimos 15 años, que suma unos 5 millones de dólares, para la construcción de una cancha con pasto sintético y el mejoramiento de la sede de la concentración del equipo nacional.

El cercano inicio del Mundial de Rusia 2018 ha significado el regreso del fútbol a la atención en la isla caribeña, con los principales diarios dedicándole separatas especiales y el anuncio de la televisión nacional de que serán transmitidos en vivo todos los partidos del campeonato.

Javier, quien apenas tiene 10 años, se apresta a disfrutar todos los partidos, y confesó que tratará de aprender algunas de las fintas de sus ídolos.

Aunque prefiere que España vuelva a ganar el título, mientras sueña con llegar algún día a vestir la camiseta de la selección cubana "para jugar en un Mundial".  

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