RIO DE JANEIRO, 8 oct (Xinhua) -- El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, que gobernó entre 2003 y mayo de 2016, quedó reducido al noreste del país, la región más pobre y su principal bastión político, luego de los resultados de la primera vuelta electoral del domingo.
A pesar de que el candidato presidencial del PT, Fernando Haddad, logró pasar a la segunda vuelta, la amplia diferencia con el aspirante del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro, de 46 a 29 por ciento, o lo que es lo mismo, una diferencia de 18 millones de votos, refleja el cambio de papeles.
Durante ocho elecciones presidenciales consecutivas, teniendo en cuenta la primera y la segunda vuelta, el PT ganó a sus adversarios, aunque en los últimos comicios de 2014 Dilma Rousseff se impuso a Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), por tan solo 3,5 millones de votos, la menor diferencia en la historia de las elecciones a la presidencia de Brasil: 51,6 a 48,3 por ciento.
Una radiografía del mapa electoral muestra la contracción del PT en los últimos años.
En 2002, Luis Inácio Lula da Silva arrasó a su rival, José Serra, del PSDB, imponiéndose en el segundo turno en 26 de los 27 estados del país.
Cuatro años más tarde, Lula logró la reelección ganando en 20 estados. Apenas la región del sur y centro-oeste optó por su rival, Geraldo Alckmin, del PSDB.
En 2010, Dilma Rousseff logró mantener el PT en el poder, aunque el apoyo cayó a 16 estados, mientras que en 2014, la primera presidenta de la historia de Brasil se impuso en 15 estados.
El pasado domingo, Haddad fue el candidato más votado en nueve estados brasileños, todos ellos en la región del noreste, mientras que Ciro Gomes, el candidato laborista, se impuso en Ceará (noreste), su estado natal, y Bolsonaro ganó en el resto del territorio.
"Hay varios factores que explican esta contracción del PT. Primero, el cansancio de la población después de tres mandatos y medio, marcados por la corrupción y que terminaron con la peor crisis económica de la historia del país", señaló a Xinhua el analista político de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), Jairo Pimentel.
"Luego, la falta de su líder, Lula, actualmente preso, y la falta de carisma de Haddad, quien tras ser elegido alcalde de Sao Paulo, la mayor ciudad del país en 2012, no llegó ni al segundo turno cuatro años más tarde", agregó.
Pese a los resultados adversos, el PT se mantiene como la principal fuerza en el noreste. Logró colocar su gobernador en primera vuelta en los estados de Ceará (con el 80 por ciento de los votos), Bahía (75 por ciento) y Piauí (56 por ciento), mientras que en Río Grande do Norte, disputará la segunda vuelta.
Esta es la primera vez desde 1994 donde el PT no tiene ningún gobierno regional fuera del noreste, al quedarse fuera de la disputa en Minas Gerais (sureste) y Acre (oeste), los dos estados en que mantenía bajo su influencia.
"La fuerza del PT en el noreste se explica por varios factores, pero principalmente porque con la llegada de Lula (un nordestino) al poder, fue la primera vez que la región pasó a recibir fuertes inversiones y a estar en el radar del gobierno federal", expresó Pimentel.
"Hasta entonces, se podría decir que el noreste era la parte más olvidada del país. Ello junto a los programas de asistencia social lanzados por el partido, que tuvieron un gran impacto en la región, la más pobre del país", resaltó.
Consciente de que es la única de las cinco regiones del país en que no ganó, Bolsonaro lanzó el domingo un mensaje hacia el noreste tras conocer los resultados electorales que le daban la ventaja.
"Lo que quiero para el noreste, a través de su pueblo humilde, conservador y trabajador, es que quede libre de la coacción que siempre fue hecha por el PT (...) Los nordestinos son tan brasileños como cualquier otro", dijo en un video el candidato de derecha.
"Pese a la ventaja que tiene Haddad en el noreste, es insuficiente para poder ganar las elecciones. Las otras cuatro regiones, donde hay los principales centros electores, se han decantado claramente por Bolsonaro, por lo que el PT deberá buscar, además de alianzas, vencer la antipatía y desconfianza que genera entre millones de electores si quiere volver al poder", dijo el analista Pimentel.