BEIJING, 11 feb (Xinhua) -- Cuando estaba a unos 500 metros de la puerta principal de la Ciudad Prohibida, en el centro de Beijing, Zhang Lin vio el anuncio pasando de forma repetitiva en una pantalla digital: "Todas las entradas para el Museo del Palacio durante la Fiesta de la Primavera han sido vendidas".
"Nunca imaginé que un boleto para entrar a un museo durante el festival fuera tan popular como un billete de tren para volver a casa", dice Zhang, un profesor universitario de la provincia noroccidental de Liaoning.
"Es una lástima no haberlos reservado con anticipación..., perdimos la oportunidad de ponerle algo de sabor real a nuestro Año Nuevo", admite.
Era la primera vez que Zhang venía a la capital para pasar las vacaciones de la Fiesta de la Primavera. Llegó acompañado de su esposa, sus suegros y su hijo de cuatro años.
El palacio, que ahora solo admite 80.000 personas por día y en inviernos pasados llegaba a estar casi desolado, se convirtió en esta ocasión en uno de los principales atractivos para locales y visitantes, gracias a una exhibición especial que incluyó 885 artefactos.
La muestra busca recompensar a quienes desafíen el frío pekinés con una experiencia de inmersión en el mundo de la realeza, valiéndose de una decoración compuesta por faroles y pareados de la época imperial recién recién restaurados, y que incluye una rara colección de carácteres "fu", que significan "prosperidad" y "buena suerte", escritos por cinco emperadores de la dinastía Qing.
"Afortunadamente teníamos un plan B", celebra Zhang, señalando el Museo Nacional de China, que está en diagonal a la Ciudad Prohibida, al otro lado de la avenida Chang'an, y junto a la Plaza de Tian'anmen.
Claro que el museo también recibió en esta ocasión un número récord de visitantes, más de 300.000 solo entre el martes y el sábado.
Entre la serie de exhibiciones que permitieron lograrlo se cuenta una que conmemora el 40º aniversario del lanzamiento de la política de reforma y apertura, inaugurada en noviembre, y el Tigre Ying, un recipiente de bronce de incalculable valor histórico que había sido robado a China y fue recuperado recientemente.
"'Pasar la Fiesta de la Primavera en el museo' ha pasado de ser solo un eslogan promocional a una forma común para que la gente celebre esta festividad tradicional", afirma Shan Jixiang, curador del Museo del Palacio.
La fiebre de los museos en las vacaciones de Año Nuevo no se limitó solo a Beijing, numerosos recintos de este tipo en todo el país también disfrutaron de una afluencia de visitantes nunca antes vista.
Mucho antes de que las puertas se abrieran, ya se podían ver largas colas frente el Museo de Shanghai.
El museo de Henan, provincia central cuya capital es Zhengzhou, recibió en torno a 8.000 personas el 6 de febrero, segundo día del nuevo año, una cifra que dobla la de un sábado o domingo cualquiera.
Coincidiendo con el inicio del año del cerdo en el calendario tradicional chino, numerosos museos organizaron exhibiciones temáticas sobre este animal, uno de los más queridos por los chinos. Un ejemplo es un recipiente de bronce en forma de cerdo que el Museo de Shanghai está mostrando al público por primera vez, y que tiene una antigüedad de más de 3.000 años.
Guan Jun, quien ha trabajado allí como voluntario por seis años, asegura que "la cantidad de personas que visitan en las vacaciones de la Fiesta de la Primavera ha venido aumentando desde 2015".
Para él, el incremento obedece a diversas innovaciones en materia de administración, promoción y servicio, así como a un mayor reconocimiento de la cultura tradicional del país por parte de la ciudadanía.
Los 5.136 museos de China recibieron cerca de 1.000 millones de visitas en 2018, de acuerdo con la Administración Nacional de Patrimonio Cultural.
Shan, el director del museo de la Ciudad Prohibida, espera que cada vez más chinos incluyan visitas a museos en su lista de actividades obligatorias y tradicionales para la Fiesta de la Primavera, junto con la reunión familiar de la Noche Buena, la Gala de la Primavera de la televisora nacional e ir al cine.