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Los altos precios de la propiedad obligan a las parejas divorciadas a seguir viviendo juntas

Actualizado a las 10/04/2019 - 15:27
Palabras clave:matrimonio,casa,divorcio,ruptura,alto precio

Los altos precios de la propiedad obligan a las parejas divorciadas a seguir viviendo juntas

Por Zhou Wenting

Beijing, 10/04/2019(El Pueblo en Línea) - En las grandes ciudades chinas de hoy en día, un hombre y una mujer que conviven bajo el mismo techo pueden ser marido y mujer; jóvenes hermanos, familia política o ex cónyuges. De hecho, cada vez existen más casas donde se vive esta última combinación.

Yuan y su ex esposa Lu (seudónimos), ambos de 32 años, residen en Shanghai. A pesar de ser ex cónyuges, conviven en la misma casa.

Novios desde la época universitaria y ambos nativos de la vecina provincia de Jiangsu, se casaron hace cinco años. En octubre se divorciaron, pero decidieron seguir viviendo juntos debido a la dificultad de dividir su apartamento, ubicado en distrito Changning y que está valorado en 8 millones de renminbi (1,2 millones de dólares).

"Ninguno de nosotros tiene capacidad para comprarle la mitad al otro. Tampoco ni ella ni yo estamos dispuestos a mudarnos y alquilar un pequeño o distante apartamento, lo cual comprometería nuestra calidad de vida”, afirmó Yuan.

Y añadió que no podría identificar la razón exacta por la que su matrimonio fracasó.

"Ella argumenta que mis atenciones no le resultaban suficientes. ¿Quizás pasé mucho tiempo haciendo deportes o junto a mis amigos?", se cuestiona Yuan.

Los consejeros de relaciones matrimoniales y los abogados especializados en divorcios comentan que desde el 2016 muchas parejas, generalmente formada por personas de 30 a 40 años, se han visto obligadas a seguir conviviendo porque los precios de las propiedades residenciales en las grandes ciudades como Beijing, Shanghai, Guangzhou o Shenzhen han estado durante años “por las nubes”.

"Algunos divorciados pensaron que los precios de la vivienda estaban experimentando una ligera caída y para vender mejor debían esperar que aumentara su precio, mientras que otros no se ponían de acuerdo sobre cuánto pedir por el inmueble. Esos y otros factores han determinado que la ex pareja tenga que seguir conviviendo bajo el mismo techo", explica Shu Xin, director del Grupo Weiqing, una agencia de asesoría de relaciones de Shanghai que tiene 18 años de experiencia.

Las estadísticas publicadas en agosto por el Ministerio de Asuntos Civiles demuestran que en el 2017 hubo 4,3 millones de divorcios, y que la tasa ha estado aumentando constantemente durante la última década.

En 1987, se divorció el 0,55 por ciento de los matrimonios chinos. Sin embargo, en el 2017 la proporción había subido al 3,2 por ciento. Por otra parte, hubo 10,6 millones de parejas matrimoniadas en el 2017, dinámica que evidencia una disminución del 7 por ciento con respecto al año anterior y que representa el número más bajo desde el 2013.

"Al igual que el divorcio, la disminución de la tasa de matrimonio está estrechamente relacionada con el aumento del costo de casarse, sobre todo reflejado en los precios de las casas, y especialmente en las casas de las grandes ciudades", indicó Li Jianmin, profesor de demografía del Instituto de Población y Desarrollo de la Universidad de Nankai en Tianjin.

"Tanto el matrimonio como el divorcio, además de un tema social se ha vuelto también una cuestión económica."

Los precios de las propiedades residenciales no paraban de subir en las principales ciudades chinas. A finales del 2016, intervenieron los gobiernos central y locales para enfriar el mercado, implantando una gran cantidad de medidas, incluidas nuevas restricciones a las compras y el aumento del pago mínimo para la hipoteca.

"Hoy en día, los precios de las casas en los distritos del anillo central de Shanghai permanecen con los mismos altos precios que durante la segunda mitad del 2016. Ambos trabajamos duro y acumulamos ahorros para algún día poder pagarle la mitad de la casa al otro", destacó Yuan.

La participación familiar

De acuerdo a Yuan, otra de la razón por la que las parejas divorciadas encuentran difícil dividir sus hogares es que los padres de ambos bandos han invertido una gran parte de sus ahorros para ayudar a los recién casados a comprar una casa. En China, es una clara manera de apoyar el matrimonio de sus hijos.

"Por lo tanto, seis personas de dos familias vaciaron sus bolsillos para adquirir este apartamento, y la contribución de cada persona fue diferente", explica Yuan. "Nuestros padres también creen que un apartamento en Shanghai es una inversión a largo plazo para que nosotros podamos tener una vida mejor. Si lo dividimos, seguro sufrirán un duro golpe."

Shen Ye, de 36 años, reside en Beijing. Él se divorció de su esposa, de 32 años, en el 2018, sin embargo siguen conviviendo bajo el mismo techo.

Al casarse, compraron un apartamento de 55 metros cuadrados en el distrito Haidian, en lugar de adquirir por el mismo precio el doble del espacio en una zona alejada del centro de Beijing.

La elección de Haidian fue debido a que este distrito cuenta con buena infraestructura y recursos educativos, tal vez los mejores de la capital, y querían asegurar una buena escuela para su hija, que tenía en aquel entonces apenas un año y medio de nacida.

"Si nos dividimos este apartamento, solamente podíamos permitirnos adquirir apartamentos de una habitación en las afueras del quinto anillo de la ciudad. Entonces, llegamos al acuerdo de que nuestra ruptura no afectaría la crianza de nuestra hija", reconoce Shen, oriundo de Shijiangzhuang, capital de Hebei, quien todavía le oculta a sus padres la verdad sobre el fracaso de su matrimonio.

Shen considera que la vida después del divorcio no es muy diferente a la que llevaban antes, excepto que él y su ex esposa ahora duermen en dormitorios distintos y tienen finanzas separadas, aunque comparten los gastos de la niña.

Algunos jueces han sugerido que los tribunales no permitiran que una pareja se divorcie si las partes no pueden acordar cómo solucionar el asunto de la propiedad común.

"La vivienda es una garantía básica para la vida de un ser humano. Normalmente no autorizamos un divorcio que puede dejar a una persona sin hogar. Desde la perspectiva legal, el derecho a un lugar para vivir tiene prioridad sobre los problemas sentimentales de una relación", recalcó Guo Haiyun, juez principal del Tribunal de Demandas Juveniles y Familiares del Tribunal Popular Intermedio No. 1 de Shanghai.

"Por lo tanto, para aquellos que quieren terminar sus matrimonios, compartir su casa se ha convertido en una nueva manera de lidiar con la propiedad conjunta, sobre todo cuando los precios de la vivienda están por las nubes", añadió.

Pros y contras

Algunos abogados consideran que continuar viviendo juntos después del divorcio puede desencadenar un gran banco de problemas, incluyendo inconformidades sobre el compartir los costos de la vida. Y hasta puede conducir a que algunas personas consideren que todavía están dentro de la dinámica matrimonial, ficción que puede impedirles comenzar una nueva vida.

Cao Ziyan, abogado jefe de la firma Jiali de Beijing, especializada en casos de divorcio, destacó que si los ex cónyuges viven juntos es difícil para el padre que tiene la custodia del niño ganar apoyo en los tribunales para reclamarle una pensión de manutención a la otra parte.

"El padre ausente está obligado a pagar el costo de la crianza del niño. Pero si los padres viven juntos, es difícil probar que el ex cónyuge no cuida del niño o no paga sus costos de vida y educación", detalló el abogado.

Cao aconseja que la pareja debe pensarlo bien antes de casarse, y ser decisivos si hay que separarse.

Zhou Xiaopeng, consejera de relaciones matrimoniales, opina que las ex parejas que eligen vivir juntas después de divorciarse, por norma general mantienen cierto apego emocional entre sí. E incluso aseguró que algunas personas que la visitaron buscando ayuda, se volvieron a casar después del divorcio.

"Después de que se separaron, redujeron las expectativas que tenían el uno del otro y ya no estaban en una relación tensa. Ese mecanismo les ayudó a apreciar al otro bajo una luz más sensata", considera Zhou, quien en el 2017 fundó el Instituto Amémonos, agencia de asesoramiento de relaciones matrimoniales con sede en Beijing.

"Las parejas que llevan tiempo, cuando se separan cada miembro, por lo general, puede permitirse alquilar un apartamento, aunque pueda ser pequeño o alejado del centro de la ciudad. La verdadera razón por la que eligen seguir viviendo juntos, estando legalmente separados, es porque sienten que su relación aún no se ha marchitado de forma irremediable", concluyó. 

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