BEIJING, 15 ago (Xinhua) -- En el último incidente en medio del caos de Hong Kong los radicales violentos ataron las manos de un periodista de Global Times, un periódico del territorio continental chino, lo acosaron y asaltaron, causándole múltiples heridas.
Tal violación de los derechos humanos y la libertad de prensa ha generado una gran condena. Ofrece aún más pruebas de que la protesta en la Región Administrativa Especial de Hong Kong se ha vuelto violenta e ilegal.
Sin embargo, algunos medios de comunicación occidentales, una vez más, miraron hacia otro lado, desafiaron los principios básicos del periodismo y mostraron prejuicios y doble rasero sobre los asuntos relacionados con China.
Echemos un vistazo a la cobertura mediática de dos protestas a gran escala, una en 2011 y la otra en 2019.
En el primer caso, cuando los manifestantes protestaron durante semanas, marchando con pancartas, gritando consignas y acampando en el centro de la ciudad, algunos medios occidentales describieron la "violencia" con la que "un agente de policía sufrió heridas después de ser golpeado con una scooter", mientras que otros se enfocaron en agresiones sexuales ocurridas en el lugar.
Los informes citan muchas fuentes policiales, justificando los arrestos de cientos, que se convirtieron en miles al final, diciendo que los manifestantes bloquearon el tráfico y causaron molestias en la ciudad.
En el segundo caso, los manifestantes protestaron durante semanas, rompiendo la pared de vidrio de un edificio del gobierno local con palos de hierro, hiriendo a los agentes de policía, manchando el emblema nacional, arrojando la bandera del país al mar, interrumpiendo el orden en un aeropuerto, forzando la cancelación de vuelos, estancando a miles de pasajeros y golpeando a los transeúntes.
"No podemos evitar esto. De alguna manera es inevitable porque luchamos por nuestro objetivo final", dijo un manifestante según CNN. En otros informes, quienes protestaban fueron descritos como "compungidos" después de lo supuestos hechos violentos.
Se escucharon pocas voces policiales, y los policías fueron retratados, tanto en palabras como en imágenes, usando gases lacrimógenos, gas pimienta, porras y disparando balas de goma.
El primer caso es un reporte sobre el movimiento Ocupa en Wall Street y el segundo sobre la protesta que ocurre en Hong Kong.
Cuando los informes elaborados desde Occidente describieron las protestas como "pacíficas", pocos dieron detalles de cómo los manifestantes destruyeron la pared de cristal e irrespetaron el emblema nacional. ¿Los gobiernos occidentales también hubieran permitido tal daño a sus sedes parlamentarias?
Cuando los periodistas entrevistaron a docenas de manifestantes y afirmaron que fueron golpeados, pocos se molestaron en investigar por qué los policías resultaron heridos.
Cuando encontraron pasajeros extranjeros estancados en el aeropuerto, que dijeron que la situación era aceptable y apoyaron a los manifestantes, ignoraron deliberadamente a un gran número de personas que lo consideraron inaceptable.
Chunsheng Bai, profesor de estudios de comunicación en la Universidad Estatal de California en Los Ángeles, le dijo una vez a Xinhua que los principales medios de comunicación occidentales habían hecho un trabajo muy pobre al informar ciertas cosas negativas en sus propios países, como la corrupción gubernamental y las prácticas codiciosas de Wall Street, los grandes bancos y las corporaciones adineradas.
Los informes sesgados pueden ser extremadamente dañinos ya que engañan a los lectores y distorsionan la percepción pública. Los medios de comunicación occidentales deberían comprometerse con informes justos e imparciales, ya que los lectores tienen derecho a saber qué está pasando realmente en Hong Kong.