RÍO DE JANEIRO, 13 sep (Xinhua) -- La economía brasileña muestra en este tercer trimestre un ritmo débil de crecimiento, parecido al que hubo al final de la recesión económica que vivió el país entre 2015 y 2016 y sin perspectivas de una mejora significativa en los niveles de producción, inversiones y empleo a corto plazo.
Este viernes, el banco central brasileño divulgó que el Índice de Actividad Económica del Banco Central retrocedió un 0,16 por ciento en julio en comparación con junio, lo que representa el peor resultado para julio en tres años y que evidencia que difícilmente la mayor economía de América Latina logrará un resultado expresivo en el tercer trimestre del año.
Los índices económicos de julio muestran que hubo una interrupción en la recuperación que venía mostrando el sector industrial, que se contrajo un 0,3 por ciento frente a junio, tras haber liderado la expansión del 0,4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Por otro lado, los resultados de sector de comercio (1,0 por ciento) y servicios (0,8 por ciento) fueron mejor de los previstos.
"Antes de la divulgación de los resultados de comercio y servicios, había la impresión de que la economía podría contraerse en el tercer trimestre, aunque los buenos datos reducen el riesgo de que el trimestre sea negativo. Sin embargo, no se espera que haya una reacción de la economía que haga reducir el desempleo, por lo que el crecimiento será limitado", explicó a Xinhua el economista de la consultora LCA Francisco Faria.
Según él, "está muy claro nuevamente un desfase entre la industria y los servicios. Esto era algo que ya se observaba en el PIB de los últimos trimestres, excepto en el segundo trimestre de este año, cuando la construcción y la industria de transformación tuvieron un crecimiento destacado".
El resultado negativo de la industria en julio está influenciado en parte por la crisis económica en Argentina, principal destino de los productos manufacturados brasileña.
Faria apuesta por la continuidad del crecimiento de la construcción y de un resultado positivo de los servicios para que Brasil finalice el año con un resultado positivo en el PIB.
Según el mercado financiero, la economía brasileña se expandirá un 0,87 por ciento este año, mientras que el gobierno prevé que el crecimiento sea del 0,85 por ciento. En ambos casos, la proyección es inferior al avance del PIB del 1,1 por ciento que Brasil registró en 2017 y 2018.
Por otro lado, Faria considera que la economía brasileña se ve perjudicada por la desaceleración de la economía mundial y por la crisis fiscal que vive el país, lo que redujo el espacio del gobierno para realizar inversiones y con ello, alentar la economía.
"Brasil necesita profundizar con las reformas fiscales, principalmente en la cuestión de los gastos obligatorios, para abrir espacio para otros gastos, lo que incluye inversiones. Se puede crecer sin comprometer la deuda pública ni el límite para gastos públicos", agregó el economista.
Un factor que puede favorecer la economía es la reducción de la tasa básica de interés, actualmente en el 6 por ciento, el menor nivel histórico.
"La actual tasa de interés debe incentivar el crédito, una vez que la inflación parece estar controlada. Con más crédito financiero y la población gastando más, la economía tendrá un impulso. El consumo de las familias es clave para que Brasil logre una retomada convincente de la economía", finalizó Faria.