Personal de la salud transporta a un paciente hacia un hospital, Nueva York, 19 de abril del 2020. (Foto: Xinhua)
Comentario especial de Pueblo en Línea
Beijing, 09/05/2020 (El Pueblo en Línea) - El número de muertes en Estados Unidos por la pandemia de COVID-19 ha superado en tan sólo ocho semanas las bajas sufridas por su ejército en la guerra de Vietnam. Las morgues y crematorios de Nueva York ya están saturados. Y la gente de a pie no pueden ni siquiera pagarse los gastos médicos.
Debido a la incompetencia del gobierno de Estados Unidos ante el brote, la tragedia que está ocurriendo en Estados Unidos, en realidad es una crisis humanitaria.
Mientras se ponen en peligro las vidas de familias completas, ¿qué están haciendo los políticos de EE.UU.? Donald Trump, presidente de los EE.UU., se retiró a Camp David para pasar su fin de semana, mientras que Mike Pompeo, secretario de estado de EE.UU., repitió sus afirmaciones de que tenía muchas pruebas de que el nuevo coronavirus se originó en el Instituto de Virología de Wuhan, aunque no proporcionó ninguna de ellas.
A los EE.UU. le tomó menos de 100 días pasar de apenas un caso confirmado del COVID-19 a un millón. Durante este período, las autoridades estadounidenses tardaron en ordenar la cuarentena, afirmando que el nuevo coronavirus no era tan grave como la gripe. Además, retrasaron las pruebas a gran escala de ácido nucléico.
Trump, evidenciando una flagrante indiferencia por la vida de los demás, llegó a afirmar sin rodeos que su administración habría "hecho muy buen trabajo" si el número final de muertes por coronavirus en EE.UU. no rebasaba entre 100.000 y 200.000 fallecidos.
Mientras se hacen los de la vista gorda ante la crisis humanitaria que sufren en su propio país, algunos han intentado crear problemas en otros países.
Bajo el disfraz de los derechos humanos, algunos políticos estadounidenses han estigmatizado a China buscando convertirla en chivo expiatorio de su propia incompetencia.
Siguiendo esta línea de acción, EE.UU. ha congelado su financiamiento de la Organización Mundial de la Salud y está decidido a seguir imponiendo sanciones contra Irán, Cuba y Venezuela, obstruyendo los esfuerzos antiepidémicos que asumen estos países.
Como se menciona en el libro "Democracia en América", escrito por el politólogo francés Alexis de Tocqueville, Estados Unidos es muy hábil a la hora de destruir seres humanos sin violar las leyes de la humanidad. De hecho, durante el brote ni siquiera se ha molestado en fingir respeto por la humanidad.
Esta actitud no es rara en la historia de EE.UU. Se pueden recordar las tragedias de los nativos americanos, desplazados de sus tierras y asesinados por los ocupantes blancos, y la terrible esclavitud y segregación a los negros, documentadas en el Museo de Historia de Chicago, y por la campaña Black Lives Matter contra la violencia y el racismo hacia los afroamericanos.
Tanto la historia como la realidad de hoy exponen la naturaleza de la visión estadounidense sobre los derechos humanos: si tributa a los intereses estadounidenses, es legítimo privar a los demás de sus derechos.
Para cualquier persona consciente debería ser obvio que EE.UU. no califica como "defensor de los derechos humanos". Resalta su indiferencia por el valor de la vida. Los intentos de algunos políticos estadounidenses de encender rumores, buscar chivos expiatorios y promover intereses políticos nunca resistirán pasar la prueba que hoy les exige la humanidad.
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