El número de cooperativas no agropecuarias crece en Cuba, donde el gobierno impulsa un ambicioso programa de "actualización del modelo económico", que incluye la aparición de nuevas formas de gestión.
Al cierre de septiembre último eran 314 las cooperativas de ese tipo que operaban en la isla, de las casi 500 ya aprobadas por las autoridades, señaló un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), ente estatal encargado de las cifras oficiales en el país.
De acuerdo con la publicación "Organización institucional. Principales entidades. Enero-septiembre 2014", la cifra actual representa un sensible crecimiento, pues al finalizar el año anterior solo operaban 198.
La mayoría de las nuevas cooperativas se concentran en el occidente de la isla, en especial en La Habana, donde funcionan 166, más de la mitad de las establecidas, aunque en todas las provincias de la isla hay al menos dos.
Según la definición de la ONEI, esas son organizaciones con fines económicos y sociales, que se constituyen "voluntariamente sobre la base del aporte de bienes y derechos, y se sustentan en el trabajo de sus socios, cuyo objetivo general es la producción de bienes y la prestación de servicios mediante la gestión colectiva, para la satisfacción del interés social y el de los socios".
En julio de 2012, la Asamblea Nacional de Cuba (parlamento unicameral) aprobó la extensión de la fórmula del cooperativismo a más de 200 actividades no agrícolas, experiencia que comenzó un año más tarde.
La gastronomía, los servicios, el transporte y otros rubros, parecen ser terreno fértil para el crecimiento de esa forma de propiedad colectiva, cuyo marco legal se elabora para generalizarlas una vez transcurrido el plazo del experimento.
Hace un par de años, el presidente de la Sociedad de Cooperativismo de Cuba, Alberto Rivera, dijo al semanario Trabajadores que la potenciación del cooperativismo como forma de gestión constituye una de las vías del proceso de actualización del modelo económico del país.
Para Rivera, en un futuro no muy lejano las cooperativas tendrán un importante rol en el país, donde, junto con las empresas estatales, serán "motores fundamentales de nuestra economía".
Además de una Ley General de Cooperativas, que incluirá tanto a las nuevas como a las que ya están en el agro, se preparan una metodología aplicable a cualquier tipo de unión, un manual de cooperativismo y un sistema de contabilidad, así como las políticas tributarias, de precios y de seguridad social que cumplirán los miembros.
En Cuba el sistema de cooperativas solo funcionó hasta ahora en la agricultura, con preponderancia del control del estado, por lo que aplicación de esa modalidad en otras áreas es algo sin precedentes en el último medio siglo.
Antes del triunfo revolucionario de 1959, en la isla existió una cooperativa de ómnibus formada por propietarios de ese transporte público, además de organizaciones mutualistas de salud, pero esas entidades desaparecieron con la ampliación del sector estatal que asimiló casi todas las áreas de la economía nacional.
Las cooperativas reaparecieron después, pero sólo en el sector agrícola, aunque ahora son vistas como una solución para asimilar una buena parte de los trabajadores que saldrán de la abultada plantilla pública.
Incluso, la "hoja de ruta" aprobada por el VI Congreso del PCC incluye la formación de cooperativas de segundo grado, es decir la unión de varias cooperativas.
El gobierno prevé que el aporte del sector no estatal al Producto Interno Bruto (PIB) de la isla crezca hasta alcanzar casi un 50 por ciento en los próximos años como parte del proceso de "actualización del modelo económico" hoy en marcha.