TOKIO, 14 dic (Xinhua) -- El 2014 ha experimentado el continuo enfriamiento de las relaciones de Japón con sus países vecinos, principalmente China, Corea del Sur y Rusia, una tendencia raramente vista en la historia de la posguerra nipona.
Además de las disputas territoriales, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y otros políticos japoneses han irritado a sus vecinos con declaraciones y acciones ultraderechistas, encubriendo las atrocidades de la guerra e intentando modificar la Constitución pacífica del país, comentaron varios observadores.
Abe, quien asumió su segundo mandato en 2012, ha llevado a cabo la llamada "diplomacia valiosa con una perspectiva global" al visitar más de 50 países en dos años, la mayor cantidad de visitas realizadas por un premier en la historia de Japón.
Sin embargo, el talón de Aquiles de la ambiciosa diplomacia consiste en que Abe no ha podido tratar adecuadamente los lazos de Japón con sus vecinos más importantes, como China (su mayor socio comercial), Corea del Sur (un importante aliado de Estados Unidos en la región), y Rusia (potencial suministrador de combustible de Japón).
Tras la "nacionalización" de las disputadas islas Diaoyu por parte de Japón, sus relaciones con China han alcanzado un nuevo mínimo, pues desde entonces los líderes de ambos Estados no han celebrado reuniones bilaterales formales ni intercambios de visitas.
El hielo se rompió de cierta manera cuando Abe, al asistir a la reunión informal anual de líderes del APEC en Beijing, celebró un breve encuentro con el presidente chino, Xi Jinping, después de que ambas partes llegaran a un acuerdo de cuatro puntos sobre los vínculos bilaterales.
Pero las relaciones chino-japonesas están lejos de la normalización dado que el gobierno japonés todavía no ha cumplido su promesa de tratar adecuadamente los temas de la historia de la guerra y las disputas territoriales, señalaron los observadores.
Las relaciones de Japón con Corea del Sur atraviesan por una similar caída en espiral. A excepción de varias conversaciones de cortesía al margen de las conferencias internacionales, la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, rechazó celebrar una cumbre formal con Abe.
La mayor humillación para Abe fue la cancelación del presidente ruso, Vladimir Putin, de una visita programada después que Tokio apoyara a sus aliados occidentales con sanciones contra Moscú, lo que también dificulta la cooperación energética bilateral que Japón necesita desesperadamente.
Aunque los tres países mantienen disputas territoriales con Japón, lo que más parece preocuparles es el giro derechista japonés respaldado por Abe.
Abe, quien convocó elecciones anticipadas de la Cámara Baja para poner a prueba el apoyo de los votantes a sus políticas económicas, tiene una agenda no revelada para ganar la batalla legislativa de modificar una cláusula clave de la Constitución de la posguerra en la prolongación de su gobierno, según analistas políticos.
El Artículo 9 de la Constitución sostiene que Japón renuncia al derecho a librar la guerra o recurrir a la amenaza de la fuerza para resolver las disputas internacionales.
"La decisión de Abe de que su Gabinete reinterprete el Artículo 9 de la Constitución pacífica, estremeció definitivamente las relaciones entre Japón y sus vecinos", dijo a Xinhua David McLellan, ex profesor de Estudios Asiáticos en Tokio.
"La remilitarización del país es una parte importante del legado de Abe, uno que ve la expansión del papel de las tropas niponas en los ámbitos nacional e internacional", apuntó.
Además, la tendencia nacionalista derechista también se evidencia en las repetidas visitas al santuario Yasukuni por los políticos japoneses y sus intentos para borrar las atrocidades cometidas por las fuerzas niponas durante la Segunda Guerra Mundial.
Para enfado de Corea del Sur, el Gabinete de Abe hizo una revisión y negó los hechos subrayados en la Declaración de Kono, en que Japón pidió perdón y admitió su reclutamiento forzoso de mujeres coreanas como esclavas sexuales durante la guerra.
La promoción de las relaciones futuras es importante tanto para Japón como para sus países vecinos, debido a su estrecha interconección económica, pero la perspectiva de la mejora depende de la actitud de Japón sobre su correcto entendimiento de la historia durante la guerra, que estos tres países vecinos toman con gran seriedad, indicaron los analistas.
China y Rusia anunciaron su intención de celebrar solemnemente el 70º aniversario de la victoria de los países aliados en la Segunda Guerra Mundial.
Hisashi Inoue, historiador de la Universidad Surugadai de la prefectura nipona de Saitama, declaró a Xinhua en una reciente entrevista que "Japón y China afrontarán muchos nuevos temas en diversas áreas como la economía, pero antes de tratar estos nuevos asuntos, los dos países tienen que resolver de manera apropiada los problemas heredados de la historia".
"Para lograr la reconciliación, Japón tiene que admitir la responsabilidad por sus crímenes durante la guerra y pedir perdón de manera sincera. Si Japón niega la historia y se rehusa a reflexionar sobre su pasado, la confianza mutua entre los dos países será infundada, para no hablar de otros temas estancados", opinó Inoue.