La nueva novelística china aborda el flagelo de la corrupción
Manual para la lucha contra la corrupción entregado a las familias de los funcionarios.
Portada de "El campamento", novela de Tao Chun.
Pekín, 03/07/2015(El Pueblo en Línea)- Los fanáticos de la escritura social y realista deben haber notado que las novelas que abordaban la lucha contra la corrupción solían ser muy populares durante la década de 1990. "La república del vino", de Mo Yan, fue aclamada por su imaginativa sátira contra la corrupción gubernamental y "Trazando en la nieve", novela de Lu Tianming, destacado escritor que en sus novelas arremetió contra la corrupción, fue adaptada a una serie de televisión que influyó en millones de televidentes, ya que presentaba -sin afeites- a los corruptos funcionarios gubernamentales, sus ambiciones infinitas y el enfermizo frenesí materialista que los compulsaba a abusar de todo y de todos, escudados en el malsano ejercicio de poder institucional que ejercían.
Sin embargo, este tipo de novela desapareció de la novelística china hasta que dos nuevas novelas han reavivado la pasión de los lectores:
"El campamento" de Tao Chun y "La canción terminó, pero el público no se ha ido de aquí" de Zhou Daxin.
"El campamento" de Tao Chun aborda la corrupción dentro de las fuerzas armadas, un tema que pocas obras habían abordado antes.
El campamento no se habría podido publicar en otro contexto que no fuera el actual", admite Tao.
"Igual que cruzar un campo minado, antes del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, escribir sobre la corrupción en las filas del ejército era casi imposible", considera Tao.
Pero al iniciarse, en noviembre de 2012, la férrea campaña contra la corrupción, Tao decidió que había llegado la hora de escribir "El campamento".
"Nunca habido existido en China una campaña tan resuelta contra la corrupción y con tanto alcance", enfatiza Tao, admitiendo que su nuevo libro fue consecuencia directa de la caída de los "tigres" y los funcionarios de alto nivel dentro del gobierno central y el mando militar.
Publicada al mismo tiempo, "La canción terminó, pero el público no se ha ido de aquí", novela de Zhou Daxin, también aborda el tema de la corrupción en un relato que va desde la China con economía planificada (1949 -inicios de los 90) hasta la China actual con economía de mercado. Igual que a Tao Chun, a Zhou Daxin le llegó la inspiración y el coraje cuando pudo percibir no sólo que las "moscas", sino tambien que los "tigres" eran blanco directo de la campaña anticorrupción.
Para Zhou Daxin, el catalizador fue la detención de Gu Junshan, oficial del ejército de liberación (PLA).
"Vivíamos en el mismo complejo de edificios y nos conocíamos. ¿Quién podía saber que él había aceptado tantos sobornos? En su casa encontraron 1.500 cajas de vino", recuerda Zhou. "Este hecho me sorprendió y motivó la novela", agrega.
Perfiles similares a Gu Junshan aparecen en las novelas de Tao Chun y Zhou Daxin. Las vidas lujosas de los "tigres militares", los mismos que disfrutan en costosos banquetes y amañan licitaciones públicas.
Aunque el género se mantuvo sin muchos cultores después de su apogeo en la década de 1990, retomar las novelas que enfocan este flagelo social es necesario, en aras de mantener una constante reflexión alrededor de los peligros de la corrupción y sus meandros sociales.
Pero Tao Chun y Zhou Daxin no solamente son los que traen de vuelta el tema de la corrupción a la literatura china. Otro nombre muy conocido por el lector chino también "está de nuevo a bordo", según su propia definición: el escritor y guionista Zhou Meisen.
El prolífico escritor está trabajando en un guión para una serie de televisión de 40 capítulos y, al mismo tiempo, desarrolla una novela.
Después de tomar consciencia sobre estos casos y comunicarse personalmente con los funcionarios involucrados, Zhou Meisen sintió que debía escribir un relato sobre un funcionario de pueblo que le descubren 370 millones de dólares escondidos en su casa, inspirado en un caso real que fue ampliamente divulgado el año pasado.
"Aunque el caso es conocido en todo el país, siento que puedo cavar más profundo en las distorsionadas motivaciones, la psicología y el alma de estos funcionarios corruptos", afirma Zhou Meisen.
Sus relaciones personales con algunos funcionarios le ofrecieron la oportunidad para complejizar el perfil del ciudadano corrupto, normalmente categorizados como ladrones o malvados, sin otros destellos.
"En realidad la mayoría son muy talentosos y líderes en sus profesiones pero, al mismo tiempo sienten que van detrás al ver los ricos empresarios que ellos mismos podrían llegar a ser", explica Zhou Meisen.
"Sin estos detalles que siempre quedan fuera del análisis de las noticias, no se podría escribir un poliédrico relato sobre esta gente", añade Zhou Meisen.
Aunque sea un reflejo de la realidad, la literatura sigue siendo literatura y es difícil abordar con arte la lucha contra la corrupción sin caer en el panfleto.
"Los escritores chinos en su mayoría no están dispuestos a polemizar sobre estos conflictos. Por un lado, no quieren involucrarse demasiado en política, y por otro lado les resulta muy difícil mostrar la complejidad humana dentro de una fábula sobre moral", concluye Zhou.