BEIJING, 30 oct (Xinhua) -- Las prolongadas disputas sobre las "mujeres de consuelo" han dificultado en gran medida los lazos de Japón con sus vecinas China y Corea del Sur, convirtiéndose el asunto en piedra de toque de cómo Tokio se enfrenta a su historia bélica.
Según estimaciones de los historiadores surcoreanos, más de 200.000 mujeres, sobre todo de la Península Coreana, China, Filipinas y otros países del Sureste Asiático, fueron obligadas a servir como esclavas sexuales de las tropas niponas durante la Segunda Guerra Mundial.
La mayoría de ellas eran coreanas pues la península, por aquel entonces, estaba bajo la administración colonial japonesa.
Con una media de edad que ronda los 90 años, las sobrevivientes van poco a poco falleciendo, lo que aumenta la urgencia de que el gobierno japonés les ofrezca una disculpa sincera y una compensación apropiada.
El rechazo de la administración del primer ministro Shinzo Abe a pedirles perdón refleja su persistente negación de las atrocidades japonesas en la contienda mundial y su falta de disposición a reconocer la historia.
Ante el inminente encuentro trilateral de líderes de China, Japón y Corea del Sur, Tokio debería reflexionar sobre su percepción histórica, enfrentar sus crímenes de guerra y resolver correctamente el tema de las "mujeres de consuelo" a fin de enmendar los lazos con sus principales vecinos.
LAS VICTIMAS MUEREN PERO NO SU SUFRIMIENTO
Muy pocas antiguas esclavas sexuales siguen vivas en la actualidad: sólo 42 en Corea del Sur y unas 20 en China, según informaciones periodísticas.
Las sobrevivientes se van muriendo progresivamente pero su sufrimiento por las traumáticas experiencias permanecerá. Muchas de estas traumatizadas mujeres tuvieron miedo de compartir sus trágicas vivencias públicamente y vivieron abrumadas por la vergüenza y las dolencias durante años hasta morir.
La surcoreana Lee Ok-seon, de 88 años, es una de las valientes que ha compartido su experiencia. En el otoño de 1942, cuando tenía 15 años, fue arrastrada a un camión por dos extraños y enviada posteriormente a una "estación de consuelo" para los soldados japoneses en el noreste de China.
Recuerda que, cada día, era obligada a dar servicios sexuales a unos 50 soldados nipones en una celda sin ventanas de menos de 4 metros cuadrados. Además del abuso sexual, fue amenazada, golpeada brutalmente y acuchillada, como muestran las cicatrices que todavía tiene en piernas y brazos.
Lee vivió tres años de suplicio en la estación hasta la rendición japonesa. Los prolongados abusos le dejaron cortes y marcas por todo el cuerpo, así como enfermedades de transmisión sexual que la hicieron sufrir durante los años posteriores.
El tratamiento de inyecciones a que la sometieron imposibilitó que pudiese concebir e incluso le tuvieron que extirpar el útero.
Tras recuperar la libertad, el destino de Lee y de otras esclavas sexuales era incierto pues no sabían a dónde ir. "¿Con qué valor podía volver a casa? Mi rostro mostraba que era una mujer de consuelo. No podía enfrentarme a mi madre", contó a Xinhua en una entrevista.
Hoy en día, Lee vive en una residencia de reposo cercana a Seúl para antiguas esclavas sexuales que fue fundada en 1992 por grupos civiles surcoreanos.
El mayor deseo de Kang Il-chul, que vive también en la residencia, es recibir una disculpa y una compensación por parte japonesa. "Si no lo consigo, mis hijos y nietos continuarán exigiendo justicia", subrayó.
El lunes, se inauguró en Shanghai una exposición fotográfica sobre las superervivientes chinas.
La muestra presenta fotografías tomadas en 2014 por el reportero del Diario Wenhui, Guo Yijiang, que viajó por toda la parte continental de China para documentar las concidiones de vida de 24 antiguas esclavas sexuales, cuatro de las cuales han muerto desde que las retrató.
"Estas ancianas nos dejarán pero no podemos olvidar aquel periodo de la historia", dice Guo.
Chun Ka-lim, profesor de la Universidad de Ho Seo, comentó que "a las sobrevivientes no les resta mucho tiempo. Es muy importante para ellas escuchar una disculpa sincera de Japón en los años que les quedan".