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Al ignorar hechos y jurisprudencia, arbitraje no es justo ni equitativo, según Diario del Pueblo

Actualizado a las 18/12/2015 - 16:00
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BEIJING, 18 dic (Xinhua) -- El Diario del Pueblo publicó el jueves el cuarto de una serie de comentarios sobre la farsa del arbitraje de Filipinas en el mar Meridional de China. Lo que sigue es la versión traducida del texto completo:

El arbitraje de Filipinas en el Mar Meridional de China es una provocación política bajo el manto de la ley. Al término de octubre, ignorando hechos básicos y jurisprudencia fundamental, el Tribunal Arbitral creado a petición unilateral de Filipinas emitió el laudo sobre jurisdicción y admisibilidad del arbitraje. Confundiendo el negro con el blanco, el tribunal no escatimó esfuerzos para respaldar los argumentos de Filipinas, prestando de este modo apoyo y dando aliento a la ocupación ilegal por parte de Filipinas de territorio de China y a la injerencia en los derechos e intereses marítimos de China. Cargado de suposiciones inverosímiles e infundadas, el proceso de razonamiento del Tribunal no estaba de ninguna manera basado en los hechos, el sentido común o la justicia, y sus posturas no eran ni justas ni imparciales.

Lo que en realidad ha pasado no puede taparse con un arbitraje que ignora los hechos. El Tribunal situó deliberadamente las consultas previas entre China y Filipinas relativas a disputas sobre la soberanía territorial y la delimitación marítima como consultas sobre la interpretación y aplicación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM), y afirmó que estas consultas eran prueba de que Filipinas había cumplido su obligación de intercambiar puntos de vista. En realidad, China y Filipinas nunca tuvieron negociaciones, ni siquiera un intercambio de puntos de vista, en materia de arbitraje.

No hay rastro de justicia en un arbitraje que viola la jurisprudencia. Por ejemplo, el Tribunal sabe muy bien que no tiene jurisdicción sobre un caso que afecta a la soberanía territorial y la delimitación marítima. Por una parte, eludió la esencia de la disputa e insistió en que este caso no tiene nada que ver con la soberanía territorial. Por otra parte, haciendo caso omiso de las declaraciones de China de acuerdo con la CDM en 2006 que excluyen las disputas relativas a la delimitación marítima de los procedimientos arbitrales, el Tribunal incluyó de forma deliberada dentro de su jurisdicción asuntos que, en esencia, afectan a la soberanía territorial y a la delimitación marítima. Estas decisiones de arrogarse poder constituyen una violación del espíritu de diligencia y autodisciplina que los cuerpos judiciales deberían respetar al acoger audiencias de casos. También van en detrimento de la credibilidad y valor de la resolución de disputas por vía judicial.

Otro ejemplo es la unilateralidad y falta de imparcialidad en la selección y las citas de casos judiciales del Tribunal. En muchas ocasiones, citó casos judiciales o arbitrales sesgados o altamente controvertidos y utilizó visiones y veredictos controvertidos del propio Tribunal como precedentes legales en apoyo de sus posturas en el veredicto de este caso. Esta así llamada autosuficiencia y los argumentos parciales han dañado seriamente la integridad, lógica y consistencia de la conclusión legal pertinente.

También es un ejemplo la maliciosa distorsión de las relaciones entre la CDM y la norma consuetudinaria internacional. Haciendo la vista gorda respecto al derecho consuetudinario internacional, el Tribunal insistió en citar la CDM e intentó hacer la CDM aplicable a todo lo relacionado con el mar. Cualquiera que esté familiarizado con el derecho internacional sabrá bien que el régimen de derecho internacional proporcionado por la CDM es, en sí mismo, un resumen de la historia y las prácticas marítimas y un reflejo de las aspiraciones comunes de los países, y que el propio texto de la CDM muestra respeto por la norma consuetudinaria internacional. Lo que el Tribunal ha hecho es una vulneración de los propósitos y espíritu básicos de la CDM.

El Tribunal aceptó los argumentos falsos de Filipinas en su totalidad ignorando el hecho básico del abuso por parte del país de los procedimientos legales. Sus maniobras para saltar primero a las conclusiones y después probarlas con la distorsión de las pruebas y los veredictos supondrá un serio desgaste del sistema judicial internacional que defiende la equidad y la justicia.

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