BEIJING, 30 dic (Xinhua) -- El intento más reciente de Estados Unidos de impedir que la Unión Europea (UE) otorgue el estatus de economía de mercado a China está condenada al fracaso porque las relaciones entre China y la UE se están fortaleciendo cada vez más.
Trascendió que Washington ha advertido a la UE que no otorgue a China el estatus de economía de mercado, porque supuestamente esa acción podría obstaculizar los esfuerzos para prevenir que las compañías chinas inunden los mercados estadounidense y europeo con productos injustamente baratos.
Ese llamado es una viva demostración de la intromisión habitual de Estados Unidos en los asuntos internos de otros países, lo que refleja una mentalidad hegemónica que es contraria a los resultados de ventajas compartidas que China y UE han buscado, en especial en los años recientes.
China no es considerada por la UE como una economía de mercado completa, lo que provoca que los países siempre recurran a datos de un Estado "sustituto" con una economía de mercado reconocida para abordar sus disputas, lo que provoca acusaciones de dumping contra China.
La práctica injusta y discriminatoria contra China ha permitido a los gobiernos extranjeros imponer aranceles antidumpling irracionalmente elevados a las compañías chinas.
Sin embargo, esta práctica debe terminar para diciembre de 2016, dice el Protocolo de Acceso a la OMC de China, firmado en 2001.
China, como un miembro de la OMC que ha estado cumpliendo sus obligaciones legales ante la organización, no debe dudar en disfrutar de los derechos otorgados por el organismo de comercio mundial.
De hecho, desde su ingreso a la OMC, China ha estado comprometido con la reforma del sistema económico orientado al mercado y ha luchado por el reconocimiento mundial de su estatus de economía de mercado.
Hasta ahora, más de 80 países del mundo han reconocido al estatus de China como una economía de mercado, y el yuan chino ha sido incluido en la cesta de Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional como una moneda de reserva internacional, en una fuerte muestra de respaldo internacional a la reforma de la economía de mercado de China.
En ese sentido, es difícil continuar viendo a China como un país sin una economía de mercado.
Estados Unidos, impulsado por una mentalidad hegemónica, se muestra agresivo al poner obstáculos al desarrollo de China, y se siente renuente a eliminarlos cuando se vuelven obsoletos.
Sin embargo, para la parte europea, la competencia con China por la influencia global nunca ha sido su máxima prioridad, los resultados de ganar-ganar son más benéficos para sus intereses.
También vale la pena destacar que los países europeos han tenido una actitud positiva sobre el desarrollo de sus relaciones con China porque consideran a la creciente cooperación con el país como una oportunidad para lograr la recuperación económica, algo que es muy urgente para todo el continente desde que estalló la crisis financiera hace años.
La buena noticia es que un pronto reconocimiento de la economía de mercado de China es una tendencia en todo el continente, con el apoyo de importantes líderes europeos, incluida la canciller alemana Angela Merkel.
Ha llegado el momento de que Washington se percate de que su prejuicio intolerante hacia China no beneficiará a nadie y sólo causará la vergüenza de ver que el intento estadounidense termina en fracaso.