En un momento en el que la guerra civil en Siria entra en su sexto año, ha surgido un rayo de esperanza para poner fin a un conflicto que ha arrastrado a las potencias mundiales, que ha causado una crisis de refugiados y que ha impulsado el auge del Estado Islámico.
El impulso diplomático está ganando terreno. El 14 de marzo se reanudaron en Ginebra las conversaciones de paz preparadas por la ONU. Rusia, en una medida sorpresiva, ordenó la retirada de la "parte principal" de sus fuerzas en Siria a partir del martes, en el quinto aniversario de la primera protesta pacífica en Siria.
En medio de estos titubeantes indicios de paz, analistas dijeron que Estados Unidos debe hacer un balance de su intervención fallida en Siria, modificar su curso de acción y trabajar con otros actores para darle una oportunidad a la paz.
En específico, los analistas consideran que Estados Unidos debe poner fin a su erróneo intento de cambiar de manera unilateral el régimen, retroceder y permitir que Naciones Unidas asuma la dirigencia en la resolución de la crisis siria.
UNA POLITICA MAL CALCULADA
Hace cinco años, pocos hubieran esperado que las protestas antigubernamentales inspiradas en lo que fue llamado la Primavera Arabe pudieran desembocar en una guerra abierta que causara la muerte de cientos de miles de personas y que desplazara a la asombrosa cantidad del 50 por ciento de la población siria.
"Estados Unidos y sus aliados son los principales causantes de esta guerra. Cuando estallaron las protestas contra (el presidente sirio) Bashar al-Assad en marzo de 2011, rápidamente decidieron deponer a Al-Assad", dijo a Xinhua Jeffrey D. Sachs, profesor de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia.
Esto se debe a que expulsar a Al-Assad del poder inclinaría el equilibrio del poder en la región a favor de Estados Unidos, mientras que Irán y Rusia, ambos considerados adversarios por Washington, quedarían privados de un importante aliado en la región, dijo el experto.
Osama Danura, un investigador político sirio, dijo que desde el comienzo, la retórica de Estados Unidos ha estado predispuesta a favor de la insurgencia en Siria y ha acusado a la administración de Al-Assad de ser ilegítima y de generar tensiones.
La política de Estados Unidos ha sido el principal factor detrás del caos y del conflicto, añadió Danura.
Aunque muchos grupos de expertos han criticado a la administración Obama por su inacción respecto de Siria, Sachs piensa lo contrario. "Creo que Estados Unidos ha sido muy activo con sus aliados, pero de formas encubiertas dirigidas por la CIA (Agencia Central de Inteligencia)".
Según informes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autorizó a la CIA a armar a los rebeldes sirios en 2013. La operación encubierta salió mal en medio de la creencia de que la mayoría de las armas y las municiones acabaron en manos de los terroristas.
"Esta ha sido una política tonta y fallida. Condujo a una guerra masiva", dijo Danura.
De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional publicado en 2015, las armas fabricadas en al menos 25 países, incluyendo Estados Unidos, terminaron en manos de los extremistas.
Por otra parte, la fluctuación entre el gobierno sirio y la oposición fracturada en el campo de batalla creó un vacío de poder que ha sido explotado por los extremistas.
En junio de 2014, el Estado Islámico (EI) irrumpió en el panorama internacional cuando declaró el establecimiento de un "califato" islámico. El grupo extremista se apoderó de gran parte de Irak y Siria y reivindicó el asesinato de numerosos inocentes.
DEJENNOS DECIDIR
De acuerdo con Naciones Unidas, más de 250.000 personas han muerto y más de un millón han resultado lesionadas desde el inicio de la crisis en 2011.
Más de la mitad de todos los sirios han sido obligados a dejar sus hogares, lo que ha ocasionado la peor crisis de refugiados que haya abrumado a los países vecinos.
Hasta la tregua reciente, la cual ya es bastante frágil, Siria se ha convertido en un campo de muerte de muchos grupos yihadistas y grupos radicales paramilitares como el EI, dijo Sachs.
Siria ahora es un campo de batalla complicado y múltiples niveles donde las fuerzas de la oposición combaten al gobierno de Al-Assad, los combatientes kurdos apoyados por Estados Unidos luchan contra el EI, Arabia Saudí y Turquía se enfrentan a Irán en una guerra indirecta y donde Estados Unidos y Rusia compiten por tener influencia en una disputa geopolítica.
Hasta el momento se ha mantenido un frágil cese de hostilidades durante 20 días y las conversaciones de paz patrocinadas por la ONU en Ginebra se reanudaron el lunes. Un enviado de Naciones Unidas advirtió que el único Plan B disponible es "regresar a la guerra".
"Una modificación clave en la política de Estados Unidos sería ceder en cuanto al cambio de régimen, en otras palabras, dejar de intentar deponer a Al-Assad", dijo Sachs.
A largo plazo, los cinco miembros del Consejo de Seguridad (P5) deben alentar a las potencias regionales, Arabia Saudí, Turquía e Irán, a encontrar un modus vivendi de largo plazo, añadió el analista.
"Esto es absolutamente posible. La región necesita desarrollo e inversión, no una guerra. Todas las potencias regionales tienen que aprender a vivir la una con la otra. El P5 puede ayudar", indicó Sachs.
"Las potencias ajenas a la región, como Estados Unidos, deben retroceder y alentar la paz mediante compromisos y acuerdos regionales", añadió Sachs.