La presidenta brasileña Dilma Rousseff inauguró este jueves las primeras unidades de generación de energía de la Central Hidroeléctrica de Belo Monte en el río Xingu, estado de Pará (norte), con dos turbinas que producen un total de 649,9 megavatios.
Acompañada por funcionarios nacionales y estatales, Rousseff hizo hincapié en la importancia de la planta para garantizar la seguridad energética del país.
"Esta planta es del tamaño de este pueblo, valiente y trabajador, es grandiosa, ya que causa un gran impacto, y muestra que los brasileños tienen la capacidad de construir una obra como ésta", subrayó.
Una vez completada la obra en 2019, Belo Monte será la mayor central hidroelétrica totalmente nacional y la cuarta más grande del mundo, con una capacidad instalada de 11.200 MW, capaz de generar energía para abastecer a 60 millones de personas en 17 estados brasileños.
El presidenta añadió que Belo Monte es un orgullo por los beneficios sociales y ambientales que produjo.
"Belo Monte es un proyecto de desarrollo para el país y para la región norte. La generación es hecha por fuentes sustentables y menos contaminantes que los usados en países desarrollados", resaltó.
La construcción de la planta generó unos 20.000 puestos de trabajo directos y 40.000 empleos indirectos en la región.
Las obras civiles de Belo Monte están terminadas y se espera que cada dos meses una nueva turbina se activará para el pleno funcionamiento de la represa en 2019.
Considerado el mayor emprendimiento del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), Belo Monte será la segunda mayor central hidroeléctrica del país, sólo detrás de la Hidroeléctrica de Itaipú, sobre el río Paraná, de 14.000 megavatios, que Brasil comparte con Paraguay.
El consorcio Norte Energía, compuesto por 18 empresas, ganador de la licitación concluida en abril del año pasado, podrá explotar el potencial de producción de energía durante 35 años.