El suspendido presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, aseguró hoy que no hay "posibilidad de renuncia" al cargo después de que la Corte Suprema decidió hoy retirarle también el mandato como diputado federal.
"No renuncio a nada, ni al mandato ni a la Presidencia de la Cámara Baja", dijo Cunha, quien dejó claro que "obviamente" rechaza la decisión del pleno del Tribunal Supremo, que votó por 11 votos a favor y 0 en contra para suspenderle el mandato por las graves acusaciones de corrupción que hay en su contra. La medida deberá ser refrendada ahora en el Legislativo.
Cunha fue denunciado por el fiscal general Rodrigo Janot por intentar usar su cargo para obstaculizar las investigaciones a las que se enfrenta por haber recibido sobornos dentro de la gigantesca red de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
El diputado dijo que "extrañamente (la decisión de suspenderlo) es votada después que se votó el impeachment" en la cámara baja contra la presidenta Dilma Rousseff, y criticó lo que considera "una intervención nítida y clara" de la Corte Suprema en el poder legislativo.
"Lo que les gustaría es que simplemente no hubiera dado inicio" al proceso contra Rousseff, al que, como presidente de la Cámara de Diputados, le correspondió iniciar, y afirmó que "está claro" que está teniendo represalias por ello.
Cunha criticó que el Supremo Tribunal Federal (STF) juzgara de forma urgente hoy la decisión del juez Teori Zavascki, instructor del caso Petrobras, de apartarlo del cargo. "Dudo de que los otros 10 ministros hayan leído detalladamente el informe. No hay esta posibilidad".
El polémico diputado, que está siendo juzgado por el Consejo de Etica de la Cámara de Diputados por haber mentido al negar que tuviera cuentas en Suiza, rechazó las acusaciones de que interviene en el citado consejo para entorpecer el proceso, y afirmó que el presidente del Consejo tiene una moral dudosa y busca notoriedad pública.
Cunha, segundo en la línea de sucesión en la presidencia de Brasil tras el vicepresidente Michel Temer, es reo en el Supremo Tribunal Federal (STF) por las denuncias que pesan sobre él de corrupción y de haberse beneficiados de la red de corrupción en Petrobras, de la que habría cobrado millones de dólares en sobornos.
Si finalmente la presidenta Dilma Rousseff es apartada del cargo, Cunha pasaría a ser el vicepresidente de Brasil, y ocuparía interinamente la presidencia siempre que Michel Temer viajara fuera de Brasil.
El juez Zavascki afirmó esta mañana que la presidencia de la República no puede ser ocupada por alguien que es reo en una acción penal y que "impone riesgos para la credibilidad de las principales instituciones políticas del país".
Eduardo Cunha, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el mismo del vicepresidente Temer, se ha convertido en una de las figuras más polémicas de Brasil en los últimos meses, por su actitud beligerante contra el Gobierno desde la presidencia de la Cámara de Diputados y las denuncias por corrupción a las que se enfrenta.
Varios delatores del caso Petrobras aseguraron que Cunha cobró sobornos por su participación activa en el caso Petrobras. Además, el Ministerio Público de Suiza confirmó que el diputado tenía cuentas bancarias en el país con al menos 5 millones de dólares, que procederían de la trama corrupta.
Como presidente de la Cámara de Diputados, Cunha dio inicio al proceso para iniciar un juicio político contra la presidenta Rousseff, de la que es un enemigo declarado.
Por su cargo, es el segundo en la línea de sucesión a la presidencia tras el vicepresidente Michel Temer, de su mismo partido, por lo que pasaría a ser vicepresidente de Brasil si Rousseff es apartada de su cargo por el Senado la semana próxima.