En el poblado de Naraha, la mayor parte del cual se ubica dentro del radio de 20 kilómetros de la planta de energía nuclear de la empresa Tokio Electric Power Co. que sufre filtración de radiaciones tras el terremoto en 2011, solo el seis por ciento de sus residentes ha regresado a sus hogares.
Sin embargo, el gobierno japonés ha venido impulsando una nueva política para acelerar el regreso de los residentes desplazados a algunas áreas afectadas por el desastre nuclear de la prefectura de Fukushima, decisión calificada de "muy preocupante" por los ambientalistas.
La nueva política intenta ocultar la verdad de los riesgos para la salud en algunas áreas de la prefectura, donde la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi quedó paralizada debido al tsunami provocado por el terremoto de marzo de 2011, manifestó la organización Amigo de la Tierra Japón (FoE Japón).
Ello significaría abandonar a los "refugiados nucleares" bajo el pretexto de la reconstrucción, ya que la causa del desastre nuclear no ha sido esclarecida y los riesgos radioactivos siguen siendo altos en el área, dijo la filial nipona de FoE, una organización no gubernamental internacional.
Bajo la nueva política, el gobierno japonés levantará las restricciones sobre la residencia en las áreas alrededor de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi para marzo de 2017, lo cual afectaría a 55.000 personas.
Para presionar el retorno de los "refugiados nucleares", las autoridades cancelarían los subsidios que se les otorgan a partir de marzo de 2018, acción que muchos consideran está dirigida a aliviar la presión política de Tokio antes de los Juegos Olímpicos de 2020.
Según informaciones publicadas por la agencia de noticias Kyodo a finales de marzo, los efectos del desastre nuclear permanecen en algunas partes de la prefectura Fukushima después de cinco años.
En el poblado de Hirono, en el sureste de Fukushima, muchas tiendas y edificios permanecen vacíos. La mayoría de los residentes sigue sin atreverse a regresar a sus hogares, y solo un 48 por ciento lo ha hecho.
En Tomioka, algunas áreas del cual todavía están incluidas en la zona de "difícil regreso", una cifra elevada de edificios comerciales a ambos lados de la calle principal están abandonados y cada vez más deteriorados. Bolsas llenas con tierra contaminada se amontonan cerca de la costa.
En un área residencial del poblado de Okuma, las carreteras dañadas por el terremoto han sido reparadas, pero los hogares destruidos siguen iguales. Solo se puede escuchar el sonido de los pájarros y el viento.
También existen algunas zonas de "difícil regreso" y "restricción de residencia" en los poblados de Okuma, Futaba y Minamisoma.
Algunos miembros de FoE Japón comentaron que la reconstrucción promovida por el gobierno japonés simplemente no "trata al pueblo como seres humanos".