La presidenta apartada del cargo de Brasil, Dilma Rousseff, acusó hoy al gobierno en funciones de Michel Temer de tratar con arrogancia a los países sudamericanos y hablar "fino" a Estados Unidos.
"Ellos hablan grueso con Bolivia y fino, con Estados Unidos", aseguró Rousseff, copiando al cantautor Chico Buarque, durante la presentación de un libro sobre el proceso de destitución al que se enfrenta, titulado "La Resistencia al Golpe de 2016".
La mandataria defendió el acercamiento que hizo Brasil durante los 13 años de gobierno de izquierdas del Partido de los Trabajadores (PT) con los países de América Latina, Africa y el bloque de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), con los que dijo que tiene un "compromiso".
El nuevo gobierno no ha tardado en marcar un política exterior muy opuesta. El canciller José Serra ya adelantó que su prioridad será "volver a acercarse" a "socios tradicionales" de Brasil como Estados Unidos y la Unión Europea, además de estrechar relaciones con Argentina y México.
En el acto de este lunes, Rousseff también hizo referencia a la dimisión del ministro de Transparencia, Fabiano Silveira, anunciada esta noche tras conocerse una conversa suya en la que crítica las investigaciones en la estatal Petrobras.
Se trata de la segunda dimisión de un ministro del gobierno de Temer desde que asumió el pasado 12 de mayo, tras el de Planificación Romero Jucá, quien también tuvo una conversación divulgada en la que sugería un gran pacto para parar con las investigaciones del caso Petrobras.
Para Rousseff, los audios divulgados por la prensa muestran que Temer quería "volver oscura y opaca la transparencia" con la creación de ese ministerio, que antes no existía, y que "los propios golpistas grabados" demostraron que el juicio iniciado contra ella para destituirla fue impulsado para "parar" las investigaciones de corrupción en Petrobras.
Una vez más, Rousseff dijo que es víctima de un "golpe de Estado" para "impedir" el desarrollo de las políticas de inclusión social promovidas por el PT.
Según ella, el "golpe" fue diferente del golpe de Estado que perpetraron los militares en 1964 "porque no interrumpe el proceso democrático" sino que "lo corroe, lo desgasta", por lo que abogó a combatirlo desde dentro de la democracia.
Rousseff fue apartada del cargo el pasado 12 de mayo por el Senado, que le abrió un juicio por supuestas irregularidades fiscales en los balances de 2014 y 2015. Si dos terceras partes del Senado votan a favor de su destitución, la mandataria tendría su mandato revocado definitivamente y sería sustituida por Michel Temer, quien era su vicepresidente, hasta finalizar el mandato, que vence el 1 de enero de 2019. Si el Senado opta por no destituirla, Rousseff recuperaría la presidencia.