BEIJING, 11 jun (Xinhua) -- La cancelación unilateral por parte de la compañía estadounidense XpressWest del contrato para construir un ferrocarril de alta velocidad no sólo daña los intereses del consorcio China Railway International (CRI), sino que sienta un mal precedente que podría retrasar la cooperación bilateral en el sector.
Según el acuerdo marco de cooperación firmado por ambas partes en septiembre de 2015, una de ellas no debe divulgar información relacionada sin la aprobación de la otra.
Es obvio que el doble juego de XpressWay (Red de Ferrocarriles del Suroeste), que por una parte mantuvo conversaciones y prometió no reparar en esfuerzos para defender los intereses de CRI y, por la otra, suspendió la cooperación, viola los términos legales acordados entre ambas.
CRI ha manifestado su oposición a la decisión y ha conducido el caso de acuerdo con la ley.
El presidente ejecutivo de la empresa estadounidense, Tony Marnell, justificó la decisión de poner fin al pacto con el consorcio chino en "las dificultades asociadas al cumplimiento de los plazos y los retos de CRI a la hora de obtener la autorizaciones necesarias".
Este argumento es ridículo pues los dos signatarios son responsables de hacer avanzar el proyecto a través de esfuerzos conjuntos.
La irresponsable decisión de XpressWest ha obstaculizado la pronta realización de la línea de alta velocidad que uniría Los Angeles con Las Vegas, la cual acortaría considerablemente el tiempo de viaje e impulsaría la economía de la Costa Oeste y la desértica región de Nevada.
Estados Unidos, el cuarto país y la tercera población más grande del mundo, va muy rezagado con respecto a China, Japón y Europa en cuanto al desarrollo de la alta velocidad ferroviaria, que puede aportar eficiencia y prosperidad además de ser más ecológica.
La pasividad con la que XpressWest ha lidiado con los problemas surgidos durante la implantación del proyecto suponen un golpe repentino para la cooperación entre China y Estados Unidos en el ámbito de la alta velocidad.
A principios de este año, el presidente estadounidense, Barack Obama, propuso el llamado Plan de Transporte Limpio para el siglo XXI, en el que se mencionan nuevas tecnologías como los vehículos autónomos y el ferrocarril de alta velocidad.
El proyecto incluye hacer de la alta velocidad una alternativa viable a los aviones en los principales corredores regionales e invertir en tecnologías de última generación como el maglev (tren de levitación magnética).
China, que ha construido 17.000 kilómetros de línea férrea en 12 años desde que comenzó a desarrollar los trenes bala, puede ser de gran ayuda para hacer que el sueño estadounidense del tren de alta velocidad se convierta en realidad.