La mayoría de las personas aprueban los autos sin conductor programados para sacrificar a sus pasajeros para salvar a otros, pero preferirían no comprar estos vehículos "utilitaristas", se indicó hoy en un sondeo.
Los autos sin conductor tienen potencial para beneficiar al mundo eliminando hasta el 90 por ciento de los accidentes de tránsito, pero no todos los accidentes podrán evitarse y algunos escenarios exigirán decisiones éticas difíciles, se indicó en el sondeo publicado en la revista estadounidense Science.
"Hay barreras para la amplia adopción de estos autos", dijo a los reporteros por teleconferencia uno de los autores del estudio, Azim Shariff, profesor asistente de psicología de la Universidad de Oregon. "Algunas son barreras tecnológicas, pero también hay barreras psicológicas".
Para investigar las barreras psicológicas, Shariff y sus colegas realizaron seis sondeos en línea de residentes estadounidenses entre junio y noviembre de 2015 y formularon a los participantes preguntas sobre la manera en que les gustaría que su auto sin conductor se comportara.
Los investigadores encontraron que, en general, la gente adopta un enfoque utilitarista ante la ética de la seguridad: Prefieren vehículos autónomos para minimizar las bajas en situaciones de extremo peligro.
Esto implicaría, por ejemplo, la volcadura y choque de un auto con un pasajero para evitar a un grupo de 10 peatones.
Al mismo tiempo, los entrevistados señalaron que tendrían muy pocas probabilidades de usar un vehículo programado de esa manera.
Básicamente, las personas quieren autos sin conductor lo más amigables posibles para los peatones, salvo los vehículos en los que ellas viajen.
"Para maximizar la seguridad, las personas desean vivir en un mundo en el que todos tengan un auto sin conductor para minimizar las bajas", señaló otro de los autores del estudio, Iyad Rahwa, profesor asociado de Media Lab del Instituto Tecnológico de Masachusetts, "pero quieren que su coche las proteja a ellas a toda costa".
Esto tendría como resultado lo que los investigadores llaman un "dilema social" en el que las personas podrían acabar generando condiciones de menor seguridad para todos al actuar en favor del interés propio.
"Si todos hacen esto, entonces podríamos acabar en una tragedia en la que los autos no reducirán las bajas", dijo Rahwan.
La gente también expresó una firme oposición a la idea de que el gobierno regule los autos sin conductor.
Los encuestados señalaron que tenían un tercio de probabilidades de comprar un vehículo regulado de esta manera, en comparación con un vehículo no regulado que podría ser programado presumiblemente de cualquier manera.
"Por el momento parece que no existe un camino fácil para diseñar algoritmos que reconcilien los valores morales con el propio interés personal", indicaron los investigadores en su documento. "Pero la opinión pública y la presión social bien podrían cambiar a medida que esta conversación avanza".