Por Zhong Sheng
Beijing, 27/06/2016(Pueblo en Línea)-Las Islas del Mar Meridional de China pertenecían a China desde tiempos antiguos. Antes de la década de 1970, ningún país tenía objeción sobre la pertenencia a China de las islas del Mar Meridional de China. Sin embargo, desde la década de 1970, por la tentación de suculentas perspectivas de obtener recursos, algunos países costeros han invadido y ocupado parte de las islas Nansha de China, Filipinas y algunos otros países bajo la excusa de que las Islas Nansha se encuentran dentro de las 200 millas de sus propias costas, intentaron negar la soberanía china sobre las islas Nansha apelando a la jurisdicción marítima. Dicho alto y claro, las islas Nansha de China experimentaron el saqueo de países vecinos. En ese momento, China mantuvo una actitud moderada, y no fue porque no tenía la capacidad de detener la ilegal ocupación. Sin embargo, la paciencia de China tiene un límite. China no tiene un pozo de gas y petróleo en el sur del Mar Meridional, los barcos y los pescadores chinos son a menudo detenidos o arrestados. Cabe preguntar, ¿este es "ultrajar a los países pequeños" o "ser humillado por los países bajo la excusa que son pequeños"?
China siempre es partidario y insiste en resolver disputas de soberanía territoriales con los países implicados, a través de negociaciones, respetando la historia y las leyes internacionales. Desde los años 60 del siglo XX, China ha logrado resolver mediante negociaciones 12 diferendos de fronteras con 14 países continentales vecinos, lo que significa no solo un éxito de las relaciones bilaterales de China, sino también la mejor prueba de su diplomacia independiente y autónoma: la diplomacia de la buena vecindad y el apego a las leyes internacionales.
Sobre el conflicto del Mar Meridional de China, desde un principio China se ha dedicado a encontrar una solución apropiada mediante la negociación. En 2002, China firmó la Declaración de Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China (DOC, por sus siglas en inglés) con 10 países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, por sus siglas en inglés) . La historia del arrecife Renai es el mejor testimonio. China tiene la suficiente capacidad para llegar y remolcar el provocador barco felipino que permanace allí, sin embargo, tomando en consideración la estabilidad del Mar Meridional de China, ha tratado este asunto de manera pacíficay paciente.
La pérfida manera de actuar de Filipinas sobre el asunto del Mar Meridional de China ha quedado clara. En 2011, Filipinas y China publicaron conjuntamente un comunicado prometiendo mantener la resolución de disputas a través de negociaciones y consultas. Sin embargo, pasado más un año de este acuerdo, Filipinas no le informó a China ni obtuvo su consentimiento para de forma repentina elevar una solicitud de arbitraje internacional. Tales actos unilaterales China no los acepta ni participa en ellos. De hecho, se han convertido en el aburrido juego de Filipinas sin trascendencia jurídica y probada inútilidad para resolver el problema. Los actos unilaterales de Filipinas sólo estimulan conflictos, como un tiro en el pie.
En la cuestión de la delimitación marítima, La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar establece claramente en el artículo 298 de que, “un Estado Parte podrá declarar exclusión”. China declaró en 2006 que no acepta dichos procedimientos de resolución de controversias, incluido el arbitraje internacional. China fue uno de los casi 30 países del mundo en asumir esta actitud. Así que desde el primer momento, China no aceptó participar en arbitraje alguno y definió inadmisible cualquier resultado derivado de ello. Esto es totalmente coherente con el derecho internacional y la "Convención". La decisión de China es apropiada, legal, respeta el derecho internacional y preserva la integridad y la autoridad de la "Convención". Si el tribunal de arbitraje hace caso omiso a los principios básicos de la "Convención" y al sentido común en política internacional, y además se atreve a pronunciar una decisión “autorizada”, sin dudas creará un peligroso precedente, abriendo así una "caja de Pandora" entre las partes. Por las consecuencias futuras, a este mismo árbitro lo juzgará la historia.
Estados Unidos juega un papel muy incidente en la cuestión del Mar Meridional de China, ya que considera que el rápido desarrollo de China desafía su liderazgo en el planeta. Durante los últimos años, EE.UU. ha promovido rápidamente una “estrategia de re-equilibrio” en Asia-pacífico, tomando a China como el objetivo principal. Siendo EE. UU un país que no pertenece a la región del Mar Meridional de China, apresura el paso de un lado a otro del Océano Pacífico para intervenir en la disputa sobre el Mar Meridional de China, lo que significa en realidad intentar militarizar el Mar Meridional de China, en nombre de la no militarización.
¿De qué país son los aviones y buques de guerra que promueven disturbios y confusiones en el lugar de los hechos? ¿De qué país son los líderes que pronuncian arengas para socavar la paz y la estabilidad regionales? Para salir de dudas, basta leer las informaciones de los medios de comunicación. El hecho de que EE.UU. promueva la militarización del Mar Meridional de China y que demuestre su fuerza ha profundizado la preocupación de China y ha estimulado la determinación de mejorar la capacidad de defender sus intereses.
Lo que no pertenece a China nunca será ocupado, al contrario, lo defenderemos firmemente. Esta es la determinación y actitud que siempre demuestra China. Por lo tanto, EE.UU. no tiene que preocuparse de una poderosa China que desafie sus intereses globales. La armonía y la tranquilidad son valores chinos muy apreciados, transmitidos de generación en generación. El gen de la paz está en la sangre del pueblo chino. Inquebrantablemente, China tomará el camino del desarrollo pacífico, sin querer convertirse en una superpotencia hegemonista ni tampoco en un “hermano mayor” de la región Asia-Pacífico. Y lo menos que pretende es luchar contra oponentes en “la arena de la nueva estrategia geopolítica”, como ha expresado los EE.UU.
China sigue siendo una nación participativa, constructora y que contribuye a la comunidad internacional. Además, China mantendrá los principios de la Carta de las Naciones Unidas como el núcleo de su accionar, defenderá el desarrollo de la paz mundial y promoverá la estabilidad y prosperidad de las regiones.