Los bordadores de la región autónoma uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, están aprendiendo a convertir su artesanía tradicional en un negocio moderno y floreciente.
Más de 300 productos, que van desde almohadas, bolsos y guantes a accesorios automovilísticos y auriculares y libros cubiertos con bordados, se muestran en una exposición inaugurada el jueves en la ciudad de Hami.
"Nunca pensé que el bordado se podía utilizar de tantas maneras", dijo Kateerh Rahman, campesino local que dirige un grupo de más de 100 bordadores en Hami.
Sus productos fueron bien acogidos por el mercado. "Simplemente no podemos satisfacer la demanda", agregó.
Entre sus diseños, inspirados por el proyecto del "Taller Artesanal Tradicional de Hami de Xinjiang" apoyado por el Ministerio de Cultura del país, el más popular son los protectores de auriculares, que los clientes notan "suaves y cálidos" al ponerse estos dispositivos electrónicos, normalmente fríos.
El proyecto citado fue lanzado en marzo por el gobierno local de la prefectura de Hami, la Academia de Arte y Diseño de la Universidad Tsinghua y el Grupo de Arte Artron, con sede en Shenzhen.
El bordado uygur de Hami, que se ve sobre todo en las ropas uygures tradicionales con diseños coloridos, fue incluido en el listado de patrimonio cultural inmaterial de China en 2008. Al tiempo que el país trabaja para preservar esta tradición, los bordadores locales tratan de reactivar la artesanía étnica mejorando sus habilidades y expandiendo el mercado.
El viceministro de Cultura, Xiang Zhaolun, manifestó que el taller ha impulsado la cooperación en la formación de los bordadores y mejorado las habilidades de los artesanos locales y los ha introducido en las oportunidades comerciales.
"El taller puede convertir los textiles tradicionales en una moda y abrir las puertas al resto del mundo para los bordadores que viven en regiones agrícolas y ganaderas remotas", indicó.
Gracias al taller, Rahman es uno de los 50 bordadores locales que participaron en una actividad de formación de patrimonio cultural inmaterial en la ciudad sureña de Guangzhou. También fue invitado a la provincia de Shanxi para aprender cómo integrar la moda moderna y el bordado tradicional, así como técnicas de diseño actuales.
El grupo Artron, uno de los organizadores, envió tres equipos para ayudar a los artesanos locales a ampliar su mercado.
"Nos ayudan a atraer a los consumidores y nos traen pedidos", explicó.
Guldas Tursun, quien comenzó a aprender a bordar a los 10 años, afirmó que los productos bordados se solían vender solo en Hami y sus alrededores en el pasado, pero ahora los canales de venta se han expandido con los grupos mandados por Artron.
Esta mujer acaba de conseguir un pedido de 830 productos con un valor total de más de 36.000 yuanes (5.400 dólares) de una compañía de Shanxi a través de la recomendación del taller.
"Ahora necesito emplear a más personas", dijo sonriendo. En la actualidad ya cuenta con 130 trabajadores.
Liu Kuili, especialista en la protección del patrimonio cultural, opinó que la formación, el diseño de productos y los canales de mercadotencia ofrecidos por el taller han estimulado la revitalización de la artesanía.