BEIJING, 23 ago (Xinhua) -- Para la economía global, inmersa en una desaceleración continua, la cumbre del G20 del mes próximo podría ser una luz al final del túnel.
La recuperación de la economía mundial sigue siendo lenta y frágil, ocho años después de la crisis financiera global. El crecimiento económico mundial es mediocre, lastrado por el creciente desempleo, el alza de la deuda, la debilidad del comercio y la inversión floja y las turbulencias en los mercados financieros y de materias primas.
Tras el estallido de la crisis financiera, los estímulos fiscales y la flexibilización monetaria han desempeñado un rol importante en el impulso del crecimiento. Sin embargo, la confianza excesiva en la política monetaria, especialmente en algunos países desarrollados, ha provocado inestabilidad macroeconómica y financiera en otros lugares. El uso de las políticas fiscales está también limitado en algunos países debido a los altos niveles de endeudamiento.
Por si la situación política y económica del mundo no fuese ya complicada, el Brexit, el proteccionismo comercial y el terrorismo han exacerbado el problema, lo que ha conllevado que las naciones tengan dificultades para encontrar soluciones adecuadas que garanticen el éxito de sus paquetes de estímulo.
Las naciones del G20, que representan a dos tercios de la población mundial y más del 80 por ciento de la producción económica, merecen y se espera de ellas que asuman un papel más importante en la economía mundial. La cumbre venidera es sin duda una gran oportunidad y tiene el potencial de jugar un rol significativo de cara al reinicio del crecimiento global.
La cumbre se centrará en el crecimiento sostenible del planeta. Como país anfitrión, China aprovechará la conferencia para fomentar el diálogo entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo sobre el potencial para estimular el crecimiento a través de las reformas y la innovación.
Aunque las políticas fiscales y monetarias solucionen las fluctuaciones a corto plazo, se necesita una estrategia a largo plazo para superar el malestar que ha impregnado a la economía mundial. Las reformas, en particular los reajustes estructurales, deben ser incorporadas al actual marco de política para crear entornos fértiles para el crecimiento.
La innovación será un tema clave en la agenda por primera vez, gracias a la propuesta de China. La innovación, caracterizada por la tecnología y los nuevos productos y modelos de negocio, crearán oportunidades y tendencias de consumo.
Los pueblos del mundo tienen puestas grandes esperanzas en la cumbre, pero el éxito depende en buena medida de que todos los miembros del G20 trabajen juntos para implantar y no solo esbozar políticas y medidas.
La cumbre ofrece un punto de partida nuevo. No obstante, el viaje estará lleno de obstáculos. Para sobreponerse con éxito al lento crecimiento, las naciones tienen que confiar en la cooperación, la implementación y, algunas veces, la necesidad de reformas dolorosas. Aunque tal vez suponga un trago amargo, los resultados demostrarán que es lo adecuado.