Por Tian Dongdong y Ma Mengli
BEIJING, 22 dic (Xinhua) -- Un día después de que China normalizase sus relaciones con Noruega, Santo Tomé y Príncipe, un país insular del golfo de Guinea, decidió este martes (hora local) romper sus denominados "lazos diplomáticos" con Taiwan, enviando una potente señal al mundo de que el atractivo de la diplomacia china está en ascenso.
De hecho, estos dos acontecimientos suponen sendos puntos culminantes en la sinfonía diplomática que China ha interpretado durante un año excepcional.
Desde el denominado arbitraje sobre el mar Meridional de China, sobre el que China logró el respaldo de unos 90 países y 230 partidos políticos de todo el mundo, a la Cumbre del G20 en Hangzhou, que reunió a cerca de 30 máximos líderes de los principales países y economías, el país asiático actuó con cada vez más confianza y su diplomacia colectó una abundante cosecha en 2016.
Estos grandes pasos son, por un lado, importantes logros de los principios fundamentales de la diplomacia de buena vecindad de Beijing, caracterizada por la amistad, la sinceridad, el beneficio mutuo y la inclusividad.
Por otra, también suponen un mejor entendimiento, reconocimiento y aprecio por parte de los otros países hacia la política exterior de China, basada en la independencia y en la igualdad.
La ruptura de los "lazos" muestra con claridad que la política de una sola China, que el país defiende inquebrantablemente, ha ganado más reconocimiento y apoyo de la comunidad internacional.
La normalización de las relaciones entre China y Noruega prueba el atractivo de otro principio de la diplomacia china: el respeto mutuo por los intereses fundamentales del otro.
Noruega fue uno de los primeros países occidentales que reconoció a China y estableció lazos diplomáticos con el país asiático y, como tal, lideró durante mucho tiempo el desarrollo de las relaciones con China.
Sin embargo, los vínculos bilaterales se tensaron en 2010, cuando el Comité del Nobel noruego concedió el Premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, que había sido condenado por incitar a la subversión contra el poder del Estado en 2009.
El Gobierno noruego apoyó la errónea decisión del Comité del Nobel, lo que violó gravemente los asuntos internos y en la soberanía judicial de China.
Tras reconocer por completo el daño causado por su equivocada decisión, Noruega ha trabajado activamente para devolver las relaciones bilaterales a la senda correcta.
En comparación con algunas "políticas internacionales" que tienen un enorme apetito de hegemonía, China es un miembro de la comunidad internacional amistoso, responsable y fácil de tratar. Con todo, no permite a nadie cruzar sus líneas rojas, en especial la política de una China y el respeto mutuo por los intereses principales.