Indígenas sentenciadas por falsos cargos reciben disculpa de gobierno mexicano

Actualizado a las 22/02/2017 - 15:32

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Once años después de ser encarceladas por falsos cargos de secuestro, tres mujeres indígenas "hñahñú" (otomí) en México recibieron hoy una disculpa pública por parte del procurador (fiscal) general de la República, Raúl Cervantes.

La ceremonia, inédita en la historia de la procuración de justicia de México, se realizó en el Museo Nacional de Antropología, en la capital del país, con Jacinta Francisco, Alberta Alcántara y Teresa González como protagonistas.

Jacinta pasó tres años en la cárcel, y las otras dos indígenas, todas habitantes de la pequeña comunidad de Santiago Mexquititlán, estado de Querétaro (centro), estuvieron casi cuatro, tras ser acusadas en 2006 por fiscales de secuestrar a seis agentes federales, lo cual no ocurrió.

"Estaré contenta el día que se acabe con la injusticia, estaré contenta cuando nos respeten como indígenas. Mientras que no, no estoy contenta", dijo Jacinta ante el procurador, funcionarios del gobierno federal y decenas de simpatizantes que se dieron cita en el museo que guarda la historia del país.

La indígena recordó que el día que fueron detenidas, el 3 de agosto de 2006, elementos de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) la sacaron de su casa y se la llevaron bajo engaños a oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR), donde fueron presentadas ante la prensa como plagiarias y después enviadas a la cárcel.

Ahí se enteró que estaban acusadas de cometer el falso secuestro cinco meses antes, cuando los agentes participaron en una operación contra productos "pirata" en el mercado de la comunidad en el sur de Querétaro.

"Yo qué hice para estar en este lugar", declaró después de ser internada en la prisión estatal para mujeres.

A pesar de la carencia de pruebas en su contra, un juez sentenció a Jacinta en 2008 a 21 años de prisión, mismo castigo que Alberta y Teresa recibieron en enero de 2009.

"La vida nos cambió por completo, porque no sabíamos qué estaba pasando", dijo por su parte Teresa, quien tuvo a su hija mientras estaba presa.

Jacinta salió de prisión en septiembre de 2009, después de que su defensa, en manos del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, una organización no gubernamental, logró que la PGR no siguiera con la acusación.

Teresa y Alberta abandonaron la cárcel en abril de 2010 por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que revocó la sentencia en su contra y las declaró inocentes después de tomar su caso.

"Pasé humillaciones por ser indígena y pobre. Viví cosas difíciles separada de mi familia", señaló Alberta antes de romper en llanto durante la ceremonia.

A pesar de obtener su libertad, las tres indígenas siguieron peleando por casi seis años en tribunales para que la PGR reconociera su inocencia y reparara el daño causado, lo cual finalmente ganaron en 2016, cuando quedaron firmes las sentencias a favor de las tres, emitidas por el Tribunal Federal de Justicia Administrativa.

En un discurso, el procurador Cervantes, en el puesto desde el año pasado, aseguró que el reconocimiento de su inocencia y disculpa pública es un acto de justicia y de humanidad insoslayable.

La PGR en el pasado las culpó sin pruebas y después se negó a indemnizarlas por los daños causados, lo que interfirió injustamente en su proyecto de vida, honor e imagen, dijo el procurador antes de ofrecerles la disculpa, que una intérprete repitió en su lengua indígena.

"Alberta, Jacinta y Teresa, al exigir lo que por justicia y por derecho les corresponde, dieron un mensaje de verdadera democracia a nuestro país y movilizaron al Estado hacia su verdadera función", abundó Cervantes.

El acto cerró un episodio de 11 años desde que Jacinta, quien vende nieves, y Teresa y Alberta, pequeñas productoras de jitomate y muñecas artesanales, fueron detenidas, fotografiadas como secuestradoras y encarceladas con pruebas sin sustento.

"Para mí, esta disculpa pública es una gran victoria, porque cierra estos 11 años de lucha", añadió Teresa.