La frontera entre Colombia y Venezuela, de 2.219 kilómetros, se ha caracterizado durante los últimos años por una agitada relación económica con un mercado informal dedicado, entre otras cosas, a la compra-venta de divisas colombianas y venezolanas.
Para combatir las presuntas "mafias" que "desestabilizan" el valor del bolívar venezolano frente al peso colombiano, el presidente del país caribeño, Nicolás Maduro, ordenó en enero pasado abrir una veintena de casas de cambio en ese territorio.
De acuerdo con el ministro venezolano de Comunicación e Información, Ernesto Villegas, hasta el pasado 19 de febrero las nuevas sedes cambiarias reportaron 10.000 transacciones, equivalentes a 2,7 millones de dólares estadounidenses y 7.970 millones de pesos colombianos.
Para el activista neogranadino Juan Carlos Tanus, el gobierno "busca resolver una problemática histórica de una frontera desprotegida con una política económica rigurosa, acorde con el desarrollo de una región como la colombo-venezolana" .
"La iniciativa de implementar casas de cambio para la compra-venta es correcta, pero la cantidad aperturada y el flujo de transacciones no se proyectan aún con el impacto necesario para combatir el problema a fondo", dijo Tanus en una entrevista con Xinhua.
Con la medida, incluida en el Decreto de Emergencia Económica que fue renovado este año, se "autoriza la creación y funcionamiento de casas de cambio para la convertibilidad de peso en bolívares y viceversa en el territorio compartido".
Las casas de cambio habilitadas por la administración socialista fueron establecidas para otorgar, de acuerdo con el Banco Central de Venezuela (BCV), 4 pesos por bolívar.
Este nuevo sistema permite dos tipos de operaciones: la primera, en efectivo o con cheque, que aprueba el cambio a pesos de hasta 200 dólares; mientras que la segunda, por vía electrónica, se realiza sobre la base de 300 dólares.
En tanto, del lado colombiano, los cambistas, señalados de perturbar la economía caribeña, ofertan entre 0,75 y 1 peso por cada bolívar.
Tanus, quien es director de la Asociación Civil de Colombianos y Colombianas en Venezuela, sostuvo que la medida venezolana es "efectiva", pero para lograr "el valor único de referencia" que logre estabilizar el mercado de divisas, se necesita de las "autoridades monetarias" de cada país.
Ambos deberían avalar "el ejercicio de compra y venta, pero como eso no se da, le toca al Estado venezolano luchar contra los cambistas y también contra la inercia del gobierno colombiano", añadió.
Uno de los objetivos de la gestión venezolana es impulsar el flujo de divisas neogranadinas en 30 por ciento, unos 30 millones de pesos, para lo cual los expertos estiman alrededor de 18 meses.
Esa proyección puede verse afectada por los procesos de mutación (monetaria) y la inflación que motiva el denominado "Bolívar-Cúcuta" , que es el referente para la fijación de precios del dólar paralelo en Venezuela, y cuyo valor se refleja en los productos de primera necesidad.
Aunque el gobierno de Maduro asegura estar realizando los esfuerzos necesarios para contrarrestar el alto nivel de inflación, se sigue viendo afectado el poder adquisitivo de los venezolanos que, según la tasa de cambio oficial más alta, es de unos 217 dólares.
Sin embargo, tomando en cuenta que en Venezuela los precios de los rubros son marcados según el valor de la divisa norteamericana en el mercado negro, el ingreso mínimo salarial de los ciudadanos se ubica en unos 37 dólares mensuales.
En opinión de Juan Domingo Cordero, ex presidente de la Bolsa de Valores de Caracas (BCV), las nuevas casas de cambio no han resuelto el problema inflacionario que ha causado el incremento del dólar negro en el país, reseñó en días pasados el diario privado "El Universal".
"La solución del sistema cambiario es un mercado libre. Si declaran un dólar flotante para la compra de productos no esenciales, eso contribuirá a estabilizar el precio de la divisa e impulsará la inversión en el mercado" , afirmó Domingo Cordero.
Por ahora, Juan Carlos Tanus consideró necesario "evitar dilatar el tiempo para dar respuestas adecuadas", y comenzar a "definir" nuevas políticas económicas con Colombia para "resolver (el) problema" cambiario en la frontera.