NACIONES UNIDAS, 9 may (Xinhua) -- El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó hoy enérgicamente un ataque en el cual murieron cuatro cascos azules en una zona del sureste de la República Centroafricana, haciendo un llamamiento para realizar esfuerzos que permitan "llevar rápidamente a los responsables ante la justicia".
Otros ocho miembros resultaron heridos en el ataque perpetrado el lunes pasado por supuestos militantes de anti-Balaka contra un convoy de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (Minusca), el cual tuvo lugar en el eje de Rafai-Bangassou.
Un integrante más de la misión se encuentra desaparecido desde el día del ataque.
"El secretario general quisiera subrayar que ataques contra las Fuerzas de Paz de la ONU pueden constituir un crimen de guerra", señaló una declaración emitida por el portavoz de Guterres en la sede de la ONU.
"Pidió a las autoridades de la República Centroafricana investigar el ataque para llevar rápidamente a los responsables ante la justicia", agregó.
El secretario general también quiere reiterar su apoyo a las acciones de Minusca para proteger a los civiles y estabilizar al país, y hace un llamamiento a todas las partes a atender el llamado del presidente Faustin Archange Touadera a acabar con la violencia y trabajar juntos por la estabilidad del país, añadió la declaración.
"Minusca denuncia vigorosamente este ataque contra las Fuerzas de Paz, cuya presencia en el suelo centroafricano no tiene otro objetivo diferente que ayudar al país a proteger a la población y permitir que la República Centroafricana salga de ese ciclo de violencia causado por los grupos armados", indicó el comunicado de prensa.
La misión añadió que hará todo lo que sea posible para asegurarse que los perpetradores del ataque, que huyeron hacia el monte, sean arrestados y puedan ser llevados ante la justicia.
A pesar de los progresos significativos y las elecciones exitosas, la República Centroafricana aún sufre de inestabilidad y disturbios esporádicos.
Enfrentamientos entre la principal coalición rebelde Muslim Seleca y milicianos de anti-Balaka, en su mayoría cristianos, sumergieron al país de 4,5 millones de habitantes en una guerra civil en 2013.