La globalización no es el enemigo y los gobiernos tienen la responsabilidad de proteger a los ciudadanos de sus efectos adversos, declaró el primer ministro de Italia, Paolo Gentiloni.
El primer ministro italiano hizo las declaraciones el miércoles en una entrevista con varios medios de comunicación chinos con sede en Roma antes de asistir al Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, que se sostendrá en Beijing el 14 y 15 de mayo.
"Uno no puede convertirse repentinamente en enemigo de la globalización, que ha sacado a cientos millones de personas de la pobreza, en especial en Asia y América Latina", indicó Gentiloni.
El primer ministro declaró que la globalización puede tener consecuencias negativas para algunos sectores tradicionales en las economías occidentales, pero que allí es donde los estadistas deben intervenir para crear protecciones sociales.
"La tarea de los gobiernos es enfrentar estas dificultades y no utilizarlas en contra del comercio y de la apertura a la globalización".
La competencia obliga a las economías a innovar, y los países con un buen ritmo de innovación pueden soportar la competencia, añadió Gentiloni.
"Por supuesto, si se siguen fabricando los mismos productos que hace 50 años, sin duda muchos otros países hallarán maneras más económicas de producir lo mismo, sino es que un producto de mejor calidad", agregó el líder italiano.
Gentiloni mencionó que él está "completamente de acuerdo" con un discurso pronunciado este año por el presidente chino, Xi Jinping, en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. Xi dijo que todos los países están en el mismo barco y comparten un destino común.
"Esto no significa que no haya necesidad de ajustar algunas negociaciones comerciales entre China y la Unión Europea (UE)", añadió Gentiloni.
No obstante, el comercio exterior y la apertura al mundo exterior han sido parte de la mentalidad y cultura de Italia desde que las ciudades-estados marítimas de la Edad Media surcaron el Mediterráneo con sus barcos mercantes.
"La apertura es fundamental", concluyó Gentiloni.