HARBIN, 6 jul (Xinhua) -- Las atrocidades cometidas por la unidad 731 del ejército japonés, una unidad de guerra bacteriológica apostada en la provincia de Heilongjiang, noreste de China, fueron expuestas aún más con documentos históricos recién encontrados.
Los 24 documentos recabados en Japón fueron escritos por integrantes de la unidad 731, según Yang Yanjun, investigador asociado del Centro de Investigación de la Unidad 731 de la Academia de Ciencias Sociales de Harbin.
La unidad 731 se estableció en Harbin en 1935, durante la ocupación militar japonesa del noreste de China.
Los soldados de la unidad tomaron fotografías y escribieron artículos sobre los humedales, la geología, las montañas y los recursos acuíferos de la región para preparar una guerra bacteriológica y ofrecer referencias para los inmigrantes japoneses.
Otros documentos incluyen materiales recabados por la unidad sobre prevención de epidemias, geología, transporte y leyes de la Unión Soviética. Los documentos fueron elaborados entre marzo de 1937 y noviembre de 1939, dijo Yang.
De acuerdo con Jin Chengmin, curador del Museo de la Evidencia de Crímenes de Guerra cometidos por la Unidad Japonesa 731, los experimentos con humanos y la producción, experimentación y uso de armas biológicas fueron la principal actividad de la unidad 731.
En 1941, un chino llamado Li Pengge fue detenido después de rehusarse a ayudar a la inteligencia japonesa a detectar señales soviéticas, dijo Jin. Li fue enviado a la unidad 731 y sufrió una horripilante muerte en una mesa de quirófano a los 25 años de edad.
Jin dijo que más de 3.000 personas murieron en la unidad 731. Durante la Segunda Guerra Mundial, la unidad realizó experimentos con al menos 93 soviéticos, incluyendo prisioneros de guerra y civiles.
El gobierno japonés sigue negando los delitos a pesar de la evidencia. Nadie involucrado con la unidad 731 ha sido juzgado por crímenes de guerra.
De acuerdo con el museo, la unidad 731 producía cada mes alrededor de 300 kilogramos de bacilo de la peste, 600 kilogramos de bacteria ántrax, entre 800 y 900 kilogramos de la bacteria de la tifoidea y miles de kilogramos de otros letales patógenos.
Entre 1937 y 1942, la unidad fabricó más de 2.000 bombas bacteriológicas llenas de pulgas infectadas con el bacilo de la peste.
"Si la guerra no hubiera acabado en 1945 y Japón hubiera emprendido una guerra bacteriológica a gran escala, podrían haber desaparecido los humanos, dada la capacidad de producción de la unidad 731", dijo Yang.
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