RIO DE JANEIRO, 7 nov (Xinhua) -- El ministro de Hacienda de Brasil, Henrique Meirelles, aseguró hoy que la polémica reforma del sistema de seguridad social en el país no es una opción y sí una obligación para sanear las cuentas públicas nacionales.
"La reforma no es una cuestión de elección, debe llevarse a cabo en algún momento. Es un problema fiscal, numérico" , aseguró Meirelles este martes en un acto en Sao Paulo.
Las palabras del responsable de la economía brasileña siguen la tónica de las del presidente del país, Michel Temer, quien admitió en las últimas horas las dificultades que tiene el gobierno para lograr el apoyo necesario en el Congreso para sacar adelante la reforma.
"El presidente reconoció las dificultades; no hay dudas de que se trata de un proceso controvertido en cualquier parte. El presidente reconoció este hecho ante los líderes partidarios que estaban presentes y expresaban sus preocupaciones" , dijo Meirelles.
El ministro, no obstante, aseguró que no reculará ante los desafíos. Según el ministro, el crecimiento de los gastos de la seguridad social en Brasil no es sostenible.
La reforma de pensiones es uno de los pilares económicos de la gestión de Temer, quien asumió el cargo el año pasado tras la destitución de Dilma Rousseff.
Temer logró el apoyo del Congreso para aprobar medidas como una reforma laboral que flexibiliza las reglas que rigen las relaciones entre empleadores y empleados. Sin embargo, la reforma de pensiones tendrá que hacerse mediante una enmienda a la Constitución que requiere el voto favorable de al menos 308 miembros de la cámara baja.
La polémica reforma de la seguridad social fue presentada al Legislativo en diciembre pasado y propone los 65 años como edad mínima, tanto para hombres como para mujeres, para acceder a los beneficios de la jubilación, además de imponer la obligatoriedad de cotizar al menos 25 años.
La medida cuenta con una gran oposición por parte de sindicatos, los partidos de la oposición y varios de los que apoyan el gobierno.
La reforma está considerada como clave para intentar sanear las debilitadas cuentas públicas brasileñas, que en 2016 registraron un déficit de unos 149.000 millones de reales (hoy alrededor de 48.000 millones de dólares) en la Seguridad Social.
Actualmente, Brasil permite a las mujeres jubilarse con 30 años de cotización y a los hombres con 35 sin que exista ningún límite de edad para ello, por lo que hay casos en los que personas con apenas 50 años ya pueden acogerse al sistema estatal de protección social.