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Santiago de Cuba preserva legado de Fidel Castro

Por Raúl Menchaca

SANTIAGO DE CUBA, 4 dic (Xinhua) -- Parece una metáfora la solidez de la inmensa piedra que guarda los restos del ex presidente cubano, Fidel Castro, en el Cementerio de Santa Ifigenia en la ciudad de Santiago de Cuba, unos 960 kilómetros al este de La Habana.

Una simple placa, que dice "Fidel", le otorga cierta humildad a la carga histórica de la redondeada mole, que más allá de su peso físico expresa el legado político de un hombre que marcó el devenir cubano durante los últimos 60 años.

Al lado derecho del mausoleo dedicado al Héroe Nacional José Martí, frente al singular sepulcro, la gente hace largas filas para dejar una flor en ofrenda, sostener un callado homenaje o simplemente presenciar la marcial guardia cotidiana.

El líder histórico de la revolución cubana es venerado por muchas personas, aunque pidió de manera expresa que no se erigieran monumentos ni se utilizara su nombre para nombrar calles o instituciones.

"Me gustaría conservar todo ese legado que él ha dejado después de asumirlo de quienes le antecedieron", dijo a Xinhua la profesora Lucía Palma, quien viajó unos 200 kilómetros a Santiago de Cuba desde la provincia de Las Tunas para colocar una rosa blanca ante el monolito.

Palma, de casi 70 años, encabeza a un grupo de estudiantes universitarios que hacen una singular peregrinación al cementerio para honrar "a la persona que nos dejó un futuro diferente".

A su vez, la joven Yerenys Alonso afirmó que los estudiantes, que apenas rebasan los 20 años, aseguran estar dispuestos "a seguir luchando por este país, como hizo Fidel y quienes lo siguieron hace más de medio siglo".

En tanto, Yunier Guerra expresó que "si pudiera conservar algo del legado de Fidel, serían los principios sobre los que sustenta toda la obra revolucionaria".

Mientras, su compañero Roberto Alejandro apuntó que "el gran legado que nos dejó es la solidaridad y el patriotismo".

El porvenir no parece ser enturbiado por el relevo generacional que ocurrirá en la isla dentro de apenas tres meses, cuando en febrero próximo el presidente cubano, Raúl Castro, hermano de Fidel, deje el poder en manos de una nueva generación.

"Todo tiempo futuro tiene que ser mejor", enunció la estudiante de ciencias médicas, Ruth García, quien repitió una vieja frase del difunto líder comunista cubano Julio Antonio Mella.

"Yo veo el futuro muy bueno, porque está garantizada la continuidad de nuestra patria", aseveró a su vez el septuagenario Arístides Hernández, sentado en el muro del hermoso malecón de Santiago de Cuba.

Con Hernández coincidió Jorge Luis Romagera, otro septuagenario convencido de que "hay que confiar en la juventud y en la herencia que nos dejó Fidel".

Por su parte, Luigi Dini, un jubilado italiano que desde hace dos décadas se asentó en Cuba, donde formó una familia, espera "que el pueblo cubano siga fuerte y que los dirigentes que vendrán después de Raúl resistan a las tentaciones de los norteamericanos".