Por Pau Ramírez
RIO DE JANEIRO, 13 dic (Xinhua) -- Latinoamérica se ha convertido en un mercado estratégico para las inversiones chinas y, según prevén los analistas consultados por Xinhua, la tendencia seguirá afianzándose en los próximos años.
"El capital chino llegó a la región para quedarse. Se introdujo en el continente con la compra de materias primas agrícolas y minerales, pero ahora está decididamente lanzado al sector de las infraestructuras y la energía", explica el economista Reinaldo Franco Souza.
Según el Banco Mundial, América Latina recibió 113.662 millones de dólares en inversiones del país asiático en 2016.
Dentro de la región, Brasil es el principal receptor, con 46.100 millones de dólares en los últimos diez años, según datos del Consejo Empresarial Brasil-China (CEBC), que no incluyen los más de 10.000 millones de dólares en adquisiciones de 2017.
"Esta estrategia de apostar por Brasil es lógica, porque es el único país con dimensiones continentales de la región y, además, sufre de un déficit crónico de falta de inversión en infraestructuras y salud pública, lo que favorece las inversiones extranjeras", indica Franco.
La china State Grid, la mayor empresa del sector eléctrico del mundo, adquirió en enero el 54,64 por ciento del capital de CPFL Energia, la mayor distribuidora de electricidad de Brasil, y en noviembre lanzó una OPA (oferta pública de adquisición de acciones) que le dio el dominio completo de la firma brasileña.
Desde que desembarcó en Brasil en 2010, State Grid se hizo con el control o entró en el accionariado de 14 compañías y se adjudicó, a través de subastas, nueve proyectos de transmisión de energía.
"State Grid es un caso que ejemplifica la atracción china por la región. La empresa ha manifestado ya su interés por los nuevos activos que saldrán a subasta en el primer semestre de 2018", explica la consultora empresarial Pilar Afanador.
Recuerda que el grupo chino "es uno de los principales inversores en transmisión en Brasil y ya cuenta con 5.500 kilómetros de líneas construidas y 14.000 kilómetros de líneas en construcción".
"Hasta 2010, China priorizó la compra de materias primas, minerales, petróleo y cereales. Después surgió el interés por el mercado interno brasileño, con la entrada en el sector industrial, fundamentalmente en la automoción y en los productos electrónicos. A partir de 2013, fue el turno de los servicios, con especial atención al mercado financiero", expone Afanador.
Y ahora, concluye, es el momento de las infraestructuras civiles.
Según explica Franco, la megaoperación contra la corrupción en la petrolera estatal Petrobras, conocida como Lava Jato, acabó afectando a las grandes empresas brasileñas, principalmente del sector de la construcción, lo que fue un factor que favoreció la entrada de capital chino.
"No hay que negar que la inversión externa amplió su participación en el mercado en un escenario en el que la capacidad de las grandes nacionales estaba disminuida", afirma.
La entrada china en la infraestructura latinoamericana, dice, escenifica "una inversión a largo plazo", porque "los beneficios para las compañías inversoras no se producen inmediatamente".
El economista destaca que las empresas chinas cuentan con los elementos necesarios para estabilizarse en el continente: "disponen de capital y financiación de los grandes bancos chinos, interés y organización administrativa".
Los analistas coinciden en que los próximos sectores donde el capital chino puede realizar adquisiciones son telecomunicaciones, pues tienen la tecnología punta necesaria, sanidad, con oportunidad de comprar grandes compañías de seguros privados, y ganadería, ya que el continente es el principal mercado mundial de proteína animal.