Por Raimundo Urrechaga
LA HABANA, 17 dic (Xinhua) -- Tres años han pasado desde el histórico anuncio simultáneo del presidente de Cuba, Raúl Castro y el ex mandatario estadounidense, Barack Obama, de poner fin a más de medio siglo de enemistad y comenzar el proceso de normalización de relaciones basadas en el respeto mutuo.
Ambas naciones iniciaron un camino que meses después llevó al restablecimiento formal de nexos diplomáticos, la apertura de embajadas y la conformación de una agenda bilateral para tratar temas de interés común.
En los últimos dos años del mandato de Obama se realizaron avances en los vínculos entre La Habana y Washington, entre ellos tres encuentros entre los mandatarios de los dos países, 25 visitas de alto nivel en ambas direcciones y la creación de la Comisión Bilateral Cuba-Estados Unidos.
"Se registraron progresos significativos en la esfera de la cooperación con 22 instrumentos suscritos, 54 encuentros técnicos y acciones en temas de interés mutuo y 25 reuniones en el marco de diversos diálogos sobre asuntos bilaterales y multilaterales", dijo en una reciente conferencia académica sobre las relaciones entre ambas naciones, Josefina Vidal, directora general para asuntos de Estados Unidos en la cancillería cubana.
Para la isla se solucionaron importantes temas, como la exclusión de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, la eliminación de la política de pies secos-pies mojados que otorgaba estatus migratorio preferencial a los cubanos y la renovación del registro de la marca de ron Havana Club en Estados Unidos.
Durante esos 24 meses crecieron exponencialmente los viajes de los estadounidenses a Cuba, y se concretaron los primeros acuerdos económico-comerciales en más de 50 años.
"En esos dos años quedó demostrado que Cuba y EEUU pueden intentar construir una relación de nuevo tipo, basada en el respeto y la igualdad, que a la vez que reconozca las diferencias existentes, no haga de ellas el centro de nuestros vínculos, sino que estos descansen esencialmente en los beneficios que puedan reportar a los dos países y pueblos", resaltó Vidal.
Sin embargo, ese capítulo duró poco, y la llegada a la presidencia de Donald Trump a principios de este año trastocó significativamente los avances alcanzados y revirtió la política de apertura con Cuba iniciada por Obama.
El retroceso tuvo su primera expresión en junio pasado cuando Trump anunció ante un grupo de exiliados cubanos en Miami y opositores a los vínculos con la isla, su decisión de poner fin a la ruta trazada por su predecesor.
En ese momento el jefe de Estado norteamericano condicionó las relaciones de acercamiento con La Habana a un cambio político en la nación caribeña y a la celebración de elecciones "democráticas".
"Quedó claramente evidenciado que la política del gobierno de EEUU en lo adelante no sería normalizar los vínculos bilaterales, sino retornar a la vieja política fracasada de recrudecimiento del bloqueo y la subversión contra Cuba", manifestó Vidal.
Las regulaciones anunciadas por Trump entraron en vigor en noviembre, e incluyen la prohibición de visitas individuales de los ciudadanos estadounidenses a la isla, bajo la categoría de intercambios "pueblo a pueblo".
A su vez, imponen condiciones a los viajes educacionales y académicos, y en ambos casos tendrán que hacerse bajo supervisión estadounidense, convirtiendo a Cuba en el único país en el mundo que los ciudadanos de ese país no pueden visitar como turistas.
"Tuvimos muchos avances, pero ahora todos están en peligro, porque no sólo se cambió el tono de la política de Estados Unidos hacia Cuba desde que Obama abandonó la presidencia, sino que también se tomaron una serie de medidas para derribar los puentes que se construyeron", dijo a Xinhua, Peter Kornbluh, un prominente experto de la Universidad George Washington de la capital norteamericana.
Las medidas también prohíben el intercambio comercial de empresas norteamericanas con 179 holdings y compañías cubanas asociadas a las fuerzas armadas y organismos de seguridad e inteligencia.
Los estadounidenses no pueden hospedarse en 83 hoteles pertenecientes al grupo turístico Gaviota, pertenecientes al grupo GAESA, conglomerado empresarial de las fuerzas armadas.
Ante este evidente retroceso, son los empresarios estadounidenses los que continúan perdiendo terreno y oportunidades de negocios, al tiempo que Cuba busca expandir la inversión extranjera.
"Llegan cruceros de Estados Unidos, las aerolíneas norteamericanas tienen vuelos regulares y una empresa estadounidense administra un hotel en La Habana, pero eso es todo. Mientras tanto, se ven en toda Cuba una gran cantidad de inversiones y marcas europeas y chinas", dijo Carlos Gutiérrez, ex secretario de Comercio de EEUU, quien participó en el reciente taller académico.
Según cifras oficiales, durante los primeros meses de este año los viajes desde Estados Unidos a Cuba mostraron un incremento significativo en comparación con igual periodo de 2016.
"Entre enero y noviembre de 2017 han visitado Cuba 579.288 estadounidenses para un 248,7 por ciento de crecimiento con respecto al año anterior, mientras que han viajado al país 386.388 cubanos residentes en Estados Unidos para un incremento de 140 por ciento", apuntó Josefina Vidal.
Sin embargo, en las últimas semanas se aprecia una disminución notable por el impacto combinado de una advertencia del Departamento de Estado que recomienda a sus ciudadanos no visitar la Isla y las medidas de la administración Trump contra los viajes.
"Hace tres años, los presidentes Obama y Castro anunciaron un avance histórico, y lo que ha sucedido en los últimos meses es un esfuerzo gubernamental para sabotear esos logros que han sido beneficiosos para ambos países", añadió Kornbluh, autor de numerosos libros respecto a la diplomacia entre La Habana y Washington.
A todo este retroceso se suma una crisis suscitada por supuestos "ataques acústicos" contra el personal diplomático estadounidense en la nación caribeña, que llevó a Washington a reducir de manera sustancial las funciones de la embajada norteamericana en La Habana y a retirar a más de la mitad de sus funcionarios.
Ante la falta de personal, Washington suspendió todo tipo de emisión de visas para que los cubanos puedan emigrar o visitar Estados Unidos, una medida que provocó el más amplio rechazo en la isla.
El Departamento de Estado decidió también expulsar a 17 funcionarios de la Embajada de Cuba en Washington con el pretexto de los supuestos incidentes, y emitió una alerta de viaje a sus ciudadanos para que no visiten la mayor de las Antillas.
"Es una política contraproducente que ha demostrado durante casi 60 años su total fracaso", agregó Gutiérrez.