SANTIAGO, 17 dic (Xinhua) -- Sebastián Piñera (Santiago, 1949) es el nuevo presidente electo de Chile, tras obtener hoy domingo más del 54 por ciento de los votos en la segunda ronda de las elecciones presidenciales y superar a su rival, el candidato de centro-izquierda, Alejandro Guillier.
Su elección supone el segundo mandato de Piñera, que ya dirigió el país entre 2010 y 2014, y la confirmación de que es el único candidato de la derecha capaz de romper la hegemonía de la izquierda en la política chilena después de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Sebastián Piñera es el tercer hijo en una familia acomodada en que la cabeza de familia, su progenitor, era diplomático.
Su infancia transcurrió entre Bélgica y Nueva York (Estados Unidos), donde su padre entró a trabajar en la primera oficina fuera del país de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), hasta que la familia regresó a Chile en 1954.
El interés por la política, por tanto, le viene a Sebastián de familia, ya que su padre fue además fundador del partido Democracia Cristiana, una formación emblemática dentro del tablero parlamentario de Chile.
Piñera fue también un estudiante brillante, al obtener una beca Fulbright para estudiar en Boston.
Fue galardonado con el Premio Raúl Iver al mejor alumno de su generación y se graduó en economía.
Este hecho es clave para entender por qué fue su máxima preocupación durante su estancia en el palacio presidencial de La Moneda y la piedra angular de su campaña electoral de este año.
Se casó con Cecilia Morel, orientadora familiar y juvenil, y licenciada en Familia y Relaciones Humanas de la Universidad Mayor de Chile, con quien tuvo cuatro hijos: Magdalena, profesora de Historia; Cecilia, pediatra; Juan Sebastián, ingeniero comercial; y Cristóbal, psicólogo.
Empezó además una carrera como empresario que le acabó transformando en uno de los hombres más poderosos del país austral.
Empezó haciendo trabajos para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); abrió su propia constructora, Toltén; y fue consultor del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Su prestigio crecía a la par que sus negocios: trajo a Chile las tarjetas de crédito Visa y MasterCard con la empresa Bancard, asumió la representación de Apple y compró la aerolínea Lan.
Ingresó también a la propiedad de la empresa de comunicaciones Entel, entró al directorio de la prestigiosa clínica Las Condes, fue propietario del canal Chilevisión e incluso fue el mayor accionista individual de Colo-Colo, el club de fútbol más laureado de Chile.
La prestigiosa revista "Forbes" le sitúa al día de hoy, como el octavo hombre más rico de Chile y el 745 más acaudalado del mundo, con un patrimonio estimado de 2.700 millones de dólares.
Sus aspiraciones políticas crecían a medida que lo hacía su patrimonio y aplicó su exitosa receta de los negocios a la vida pública.
De hecho, ya lleva 27 años en política. En un principio, entró en Renovación Nacional, una formación conservadora de derecha y con ella fue elegido como senador en 1990.
Tres años más tarde, ya sonaba como opción para postular a La Moneda con la derecha chilena, si bien es cierto que afrontó algún revés de su propio espectro político, que eligió a otros candidatos para luchar por la presidencia.
Sin embargo, nunca se rindió. De hecho, aunque en 2005 resultó derrotado ante Michelle Bachelet en la segunda ronda, se repuso del golpe y en 2010 se convirtió en el primer presidente de derecha del país austral, después de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Sus cuatro años de estancia en La Moneda estuvieron marcados por luces y sombras.
La economía, eterna preocupación de Piñera, mejoró, pero algunos expertos siempre han señalado que se debió a un ciclo creciente del cobre, la base auténtica de las finanzas chilenas.
Su mandato, por otro lado, estuvo plegado de agitación social, protestas y constantes sospechas de corrupción, que aún hoy salpican a buena parte de sus ministros o colaboradores, cuyas presencias en los juzgados son constantes.
Después de su gobierno, pasó a cargos institucionales como la primera presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), si bien su verdadero deseo siempre fue volver a La Moneda para terminar los objetivos inconclusos de su primer mandato.
La llegada parecía fácil. Las encuestas le auguraban el apoyo casi unánime de la derecha y la izquierda se presentó a la primera ronda muy dividida, con el bloque oficialista proponiendo dos candidatos por primera vez en sus historia.
Con Chile abocado a la segunda ronda de las elecciones presidenciales, Piñera basó la nueva campaña en la seguridad y la estabilidad que él le traería a la economía de los chilenos.
Durante este corto espacio de tiempo cambió diametralmente de opinión en temas importantes para la sociedad de Chile, como la educación, porque en un principio estaba a favor de que fuese de paga y actualmente defiende su gratuidad.
Gracias a su solvencia y a la imagen de estabilidad que transmite, los chilenos decidieron este domingo que Piñera cierre su círculo con un nuevo ciclo de cuatro años, en el que la economía formará parte de la agenda de La Moneda.