Por Zhao Hui, Pau Ramírez y Dang Qi
BEIJING, 20 dic (Xinhu) -- El 2017 fue un año de alto perfil para las empresas chinas que concluyeron con fusiones y adquisiciones en América Latina, especialmente en Brasil, cuyo monto superó los 10.000 millones de dólares.
Según los expertos consultados por Xinhua, esta oleada de fusiones y adquisiciones demuestra la complementariedad y el potencial de la cooperación mutua en el ámbito de inversión entre China y Latinoamérica y el Caribe, y vislumbra un futuro más brillante con la profundización en varios sectores nuevos de la economía regional.
OLEADA DE FUSIONES Y ADQUISICIONES
El 5 de diciembre, el mayor distribuidor privado brasileño de energía eléctrica CPFL Energy reveló en un comunicado que la empresa china State Grid elevó su participación de un 54,6 por ciento a un 94,7 por ciento, faltando muy poco para controlar la totalidad de la compañía brasileña.
"State Grid es un caso que ejemplifica la atracción china por la región, que, aparte de la compra de materias primas, minerales, petróleo y cereales, se destaca el interés por invertir en los sectores industrial, financiero y de infraestructuras civiles", explica Pilar Afanador, consultora y dueña de la Consultoria Pilar Afanador.
Según datos del Atlantic Council, de Estados Unidos, y del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las fusiones y adquisiones de las empresas chinas en América Latina se volvieron muy activas desde el año 2010, y el promedio del monto anual llegó a unos 6.000 millones de dólares.
De acuerdo con la misma fuente, Brasil, Chile, Argentina y México son los países que reciben la mayor parte de las inversiones de este modo, cubriendo los sectores tradicionales, como las industrias extractoras, y los sectores de finanzas, agricultura, automovilístico y tecnología informática, etc.
Brasil está en el foco de las empresas chinas. Según la consultora británica Dealogic, de enero a octubre de este año, las fusiones y adquisiciones de las empresas chinas en Brasil alcanzaron los 10.840 millones de dólares, con 17 proyectos frente a los seis registrados el año pasado.
Como ejemplo, la china SPIC Internacional, propietaria de Pacific Hydro, obtuvo en septiembre la concesión de la hidroeléctrica de Sao Simao, al hacer una oferta por 2.257 millones de dólares.
También en septiembre, China Merchants Port compró el 90 por ciento de la compañía brasileña TCP, que administra el puerto de Paranagua, el segundo más grande de Brasil, por unos 935 millones de dólares.
En diciembre, el conglomerado chino CITIC Ltd concluyó la compra de una parte del negocio de semillas de maíz del grupo estadounidense Dow Chemical en Brasil por 1.100 millones de dólares.
"A nosotros nos parece muy positivo que China venga a invertir a la región. Nos va moviendo de la estructura anterior de cooperación que era más sobre bienes y ahora acercando más hacia una cooperación en materia de inversiones, que la región siempre ha querido que se haga", afirma Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
OPORTUNIDADES VENTAJOSAS
Según Yue Yunxia, investigadora del Instituto de Estudios de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales, desde que las fusiones y adquisiciones se convirtieron en la forma principal de las inversiones directas trasnacionales en 1994, las empresas chinas se han desarrollado poco a poco como protagonistas en la arena mundial.
Según la firma de contabilidad PricewaterhouseCoopers (PwC), las fusiones y adquisiciones de las empresas chinas en el exterior llegaron a 221.000 millones de dólares en 2016, y hubo 51 transacciones por valor de más de 1.000 millones de dólares.
Durante los primeros tres trimestres de este año, estas operaciones se disminuyeron hasta 99.700 millones de dólares, cifra muy cercana al total de las transacciones hechas en los años 2014 y 2015.
A pesar de la caída a nivel internacional de las fusiones y adquisiciones, el interés de las empresas chinas en América Latina se mantiene estable. En primer lugar y de forma destacada, Brasil se ha convertido en el principal polo de la región que atrae las inversiones chinas.
"Esta estrategia de apostar por Brasil es lógica, porque es el único país con dimensiones continentales de la región y además sufre de un déficit crónico de falta de inversión en infraestructuras y salud pública, lo que favorece las inversiones extranjeras", indica Reinaldo Franco Souza, profesor de Economía de la Universidad UNINOVE.
A su vez, Yue considera que la mayor presencia de las empresas chinas en el mercado de capitales de Latinoamérica tiene lugar en momentos en que la economía regional vive una recesión y algunos inversionistas extranjeros abandonan su activos no centrales en la región para reformar su estrategia global.
"Por otro lado, debido a la debilidad económica de la región, el precio de activos disminuye a un nivel más razonable, lo cual ofrece una gran oportunidad para las empresas chinas que quieren entrar en este mercado", explica Yue.
En este sentido, el gobierno de Brasil llevó a cabo un vasto plan de privatizaciones y concesiones de un total de 57 activos, entre ellos los terminales aeroportuarios, autopistas, líneas de transmisión eléctrica e importantes empresas públicas.
Según explica Franco, esta iniciativa favoreció la entrada de capital chino en momentos en que la gran operación contra la corrupción en la petrolera estatal Petrobras, conocida como Lava Jato, acabó afectando a las grandes empresas brasileñas.
"No hay que negar que la inversión externa amplió su participación en el mercado en un escenario en el que la capacidad de las grandes empresas nacionales estaba disminuida", señala.
UN FUTURO BRILLANTE
En el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2017, la CEPAL pronosticó que América Latina y el Caribe cerrará el año 2017 con un moderado crecimiento económico del 1,3 por ciento, en un contexto externo más favorable que en los últimos años.
En 2018, el crecimiento llegaría a un 2,2 por ciento, gracias a un mayor dinamismo de Brasil, que crecería un 2 por ciento, comparado con el 0,9 por ciento de 2017, mientras otros países que vienen creciendo a tasas moderadas tendrán una aceleración en su ritmo de actividad.
Según Yue, la recuperación económica de la región ha sido una buena noticia para las inversiones chinas, que tendrán mayores oportunidades para profundizar la cooperación mutua en concordancia con la transformación de las cadenas globales de valor.
"La cooperación de inversión entre China y América Latina y el Caribe ha de buscar la mejor forma de incorporarse conjuntamente en las cadenas globales de valor, tomando como prioridad la cooperación en los sectores de la industria alimenticia, logística, agricultura y servicios", resalta.
A ojos de Franco, el capital chino llegó a la región para quedarse y los próximos sectores donde el capital chino puede realizar adquisiciones son telecomunicaciones, pues tienen la tecnología de punta necesaria, sanidad, con oportunidad de comprar grandes compañías de seguros privados, y ganadería, ya que el continente es el principal mercado mundial de proteína animal.
Por su parte, Bárcena da la bienvenida a las futuras inversiones chinas que puedan llevar las tecnologías más avanzadas hacia la región, tales como las de energías renovables.
"China se ha destacado por la tecnología en energías renovables de forma muy importante y creo que sería una oportunidad si China va a invertir más en América Latina en el ámbito energético que pudiera traer hacia acá también mejores tecnologías para energía solar, por ejemplo, donde China ha sido muy exitoso", agrega.
En cuanto a la incertidumbre que podrían acarrear las futuras elecciones presidenciales en seis países latinoamericanos en 2018, incluidos Brasil, México, Colombia y Venezuela, los expertos pronostican pocos impactos negativos sobre la cooperación mutua de inversión.
"Si bien las elecciones afectarán la continuidad de las políticas en algunos países latinoamericanos, no van a correr riesgo las inversiones extranjeras, incluidas las chinas, al tener en cuenta la madurez del sistema de operación comercial de la región en general", concluye.